Alberto Fernández ya decidió que no extenderá la cuarentena obligatoria, pero aún no tiene definidas los sectores que podrán iniciar las actividades que el coronavirus apagó por su capacidad de contagiar sin distinción de clases sociales, barrios y religiones.
El Presidente escucha a todos los sectores de la economía y su decisión final se sostendrá en el concepto clave de la estrategia que ejecutó para tratar de contener la pandemia: “Primero la salud, después de los negocios”.
El viernes al mediodía almorzó con la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) y escuchó las propuestas de los principales sindicalistas del país. Alberto Fernández había elogiado con creces a Hugo Moyano -que no integra al conducción de la CGT y tiene juego propio-, y el almuerzo en Olivos tuvo su cuota de balance de poder y contención de egos gremiales.
La CGT está alineada con el Presidente, hará su aporte como poder real de la Argentina y aceptará la lista definitiva de todas las actividades productivas que se reanudarán cuando concluya la fase II de la cuarentena obligatoria.
Después de almorzar con la CGT, Alberto Fernández recibió a la Unión Industrial Argentina (UIA). Ya anochecía en Olivos, y el Jefe de Estado se prestó a un extenso encuentro que utilizó para aclarar su concepto de “miserables” que tanto impactó entre los empresarios, su estrategia económica para encender la economía tras la fase II de la cuarentena obligatoria y el plan que ya tiene desplegado para cuando llegue el pico de la pandemia.
En la reunión se encontraban además de Alberto Fernández y su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el titular de la UIA, Miguel Acevedo, y su comité de crisis frente al coronavirus: Daniel Funes de Rioja (COPAL), Adrián Kauffman (Arcor), David Uriburu (Techint) y Gullermo Moretti (Pymes), entre otros.
Este comité de la UIA ya deliberó 16 veces vía Zoom, mantuvo conversaciones con los ministros Matías Kulfas (Producción) y Claudio Moroni (Trabajo), y durante su reunión en Olivos adelantó un paper con sugerencias puntuales para reiniciar las actividades económicas, en línea con las recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación.
Durante el cónclave, Alberto Fernández cuestionó a los bancos y al dirigente sindical Sergio Palazzo (por el bochorno de las colas de los jubilados que solo querían cobrar su jubilación), y explicó su fuerte crítica a Paolo Rocca, CEO del grupo Techint, a quien trató de “miserable”.
Cuando el Presidente terminó su referencia a Rocca, David Uriburu comentó que era del grupo Techint y agregó que se trataba de un encuentro del comité de crisis de la UIA y no de una bilateral con una empresa en particular. Eso evitó un cruce de opiniones en un escenario que estaba limitado al tratamiento de la pandemia.
Sin embargo, cuando concluyó la reunión en Olivos, Uriburu le solicitó al Presidente “unos minutos”. Alberto Fernández se los concedió, y escuchó con atención la posición de la empresa. En Techint aseguran que se dio vuelta la página. El Presidente cree que no.
Alberto Fernández quedó satisfecho de los encuentros que mantuvo con la CGT y la UIA, y es probable que se organice una reunión conjunta en Olivos para terminar de consensuar la lista de actividades productivas que se relanzarán desde el próximo 13 de abril cuando concluya la fase II de la cuarentena obligatoria.
Ese cónclave entre el Presidente, la CGT y la UIA sería -a más tardar- el miércoles para después instrumentar los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y resoluciones que deberá redactar Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica.
Alberto Fernández tiene pensado habilitar un conjunto de actividades económicas y lanzar una nueva batería de medidas de emergencia para apuntalar el lanzamiento del sistema productivo post cuarentena obligatoria.
Ese paquete económico, hasta anoche, consistía de lo siguiente:
1. Líneas de crédito para el pago de salarios
2. Líneas de crédito para capital de trabajo
3. Un programa de diferimientos impositivos
4. Apertura de las sucursales bancarias para sostener el lanzamiento de las actividades productivas
5. Ampliar la obra pública y la modalidad “cordón-cuneta”
6. “Liberar” las actividades comerciales en los barrios: paseadores de perros, manicuras, mercerías, pequeños restaurantes y bares, peluquerías, librerías y zapaterías
7. Lanzar obras de infraestructura con los fondos que lleguen del Banco Mundial, el BID y el FMI
8. Girar fondos a cuenta de la coparticipación a las provincias y municipios
9. Continuar con la ayuda social a los sectores más necesitados para evitar una crisis en los barrios carenciados
10. Apuntalar las actividades agrícolas, metalúrgicas y metalmecánica
11. Facilitar las “changas” de albañilería y electricidad, así como las pequeñas obras que no impliquen contacto social masivo
12. Diseñar un cronograma de transporte limitado a determinados horarios para evitar la circulación masiva en los espacios públicos.
Si no hay cambios en la estrategia presidencial, el domingo 12 de abril se anunciará en Olivos que la cuarentena obligatoria terminó y que sólo los grupos de riesgo, los estudiantes -de todos los niveles-, la administración pública -en todas sus formas-, los espectáculos al aire libre y cerrados, y las actividades que impliquen masivo contacto social continuarán bajo esa modalidad para que la pandemia no avance más allá de lo posible.
El resto de las actividades económicas se habilitarán por etapas bajo una condición básica: no pueden poner en peligro la salud pública y menos todavía significar un retroceso en la contención del coronavirus.
Decidirá Alberto Fernández, en la soledad de su despacho en la quinta de Olivos.