Alberto Fernández y Daniel Rafecas son amigos y compañeros en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. El presidente considera que el juez federal es idóneo como Procurador General de la Nación, y en los próximos días hará su propuesta formal al Senado.
Alberto Fernández tendrá una batalla colosal en la Cámara Alta para lograr que Rafecas se transforme en el jefe de todos los fiscales de la Argentina: su actuación fue controvertida en los supuestos sobornos pagados por Fernando de la Rúa, el caso Ciccone y la denuncia por el Memo con Irán presentada por el fiscal Alberto Nisman.
La AMIA y La DAIA no avalan la propuesta de Rafecas como Procurador General, y la bancada radical que integra el Interbloque de Juntos por el Cambio en la Cámara Alta no consentirá -de ninguna manera- que este magistrado que persiguió a De la Rúa ocupe un puesto clave en el Poder Judicial.
A fines de marzo de 2014, el Tribunal Oral N 3 integrado por Miguel Pons, Guillermo Gordo y Fernando Ramírez, dio a conocer una sentencia de 2697 fojas que descartaba el pago de coimas supuestamente ordenado por Fernando de la Rua para sancionar la ley de Flexibilización Laboral.
Rafecas fue el juez federal del denominado “Caso Banelco”, y los tres magistrados del tribunal se expresaron sin eufemismos para calificar su actuación en un expediente que marcó el comienzo del fin de la administración de la Alianza liderada por De la Rúa y Carlos “Chacho” Álvarez.
“Careció de los límites propios de un Estado de Derecho que pretende resguardar las formas del proceso y, por ende, las garantías constitucionales de los ciudadanos. (…) La falta de límites del magistrado instructor se advierte a lo largo de toda la causa, al extremo de constituirse en la principal característica del proceso”., escribieron los jueces Pons, Gordo y Ramírez sobre Rafecas para calificar la conducta del candidato a la Procuración que propone Alberto Fernández.
Amado Boudou tuvo un papel clave en el affaire Ciccone cuando era ministro de Economía. Y al comienzo de la investigación judicial, a cargo de Rafecas, el abogado Ignacio Danuzzo chateo con el candidato presidencial a la Procuración General para conocer su impresión sobre un expediente que avanzaba como una tormenta política.
Danuzzo era allegado a la defensa del entonces vicepresidente, amigo de José María Núñez Carmona -ejecutor de la operación para quedarse con la calcográfica- y muy cercano a Rafecas. Este juez federal -que aspira a ser el jefe de los fiscales- aseguró vía WhatsApp a su amigo Danuzzo que no había prueba contundente contra Boudou y sus amigos involucrados en la causa.
“En base a qué prueba? No creo. Que después los diarios inventen es otra cosa”, le escribió Rafecas a Danuzzo, cuando le pregunto si Carlos Rívolo -fiscal del caso- tenía evidencias sobre este caso de corrupción.
“Danuzzo es un amigo que tenía el afecto de toda mi familia y me vino a consultar muy al comienzo de la causa por su situación personal, ya que se había prestado a figurar como director suplente en una de las empresas vinculadas con la investigación. Fue una conversación de dos personas con veinte años de amistad, siendo él alguien que trabajó en Tribunales que me merecía la máxima confianza y mantuvimos un intercambio de opiniones en términos estrictamente personales. Cuando advertí que empezó a derivar a una función de lobby, yo cambié la actitud y se terminó el contacto”, descargó, en su momento, Rafecas.
La explicación del candidato oficial a la Procuración no alcanzó: fue apartado de la causa Ciccone y se le abrió un pedido de juicio político por mal desempeño en el Consejo de la Magistratura.
Rafecas fue sorteado y se hizo cargo de la denuncia formulada por el fiscal federal Alberto Nisman vinculada a la presunta complicidad de Cristina Fernández de Kirchner y distintos miembros de su gabinete, entre otros, para encubrir a los responsables del ataque a la AMIA por medio del Memo que se firmó con el régimen fundamentalista iraní.
El candidato presidencial a la Procuración General recibió -una mañana- a los representantes de la comunidad judía, mientras firmaba resoluciones en su despacho de Comodoro Py. Frente a Rafecas estaban Waldo Wolf, Julio Schlosser -que era presidente de la DAIA-, y Jorge Knoblovitz, actual titular de la DAIA.
-¿Te queremos pedir que no desestimes la denuncia de Alberto (por Nisman)-, solicitó Schlosser.
Rafecas continuaba firmando los expedientes, sin levantar la vista.
-Para nosotros es importante que abras la investigación sobre el Memo con Irán, y después las pruebas dirán si hay evidencia o no-, agregó Knoblovits.
-No voy a abrir nada, lo rechace en limine-, contestó Rafecas, levantando -al fin- la vista de los expedientes.
-¿Cuándo?-, quiso saber Wolf, que aún no era diputado nacional.
-Recién-, contesto el juez federal que quiere ser Procurador General.
No fue la única vez que Rafecas rechazó la acusación de Nisman por encubrimiento contra Cristina Fernández de Kirchner y otros presuntos implicados por haber firmado o participado en las negociaciones vinculadas al Memo con Irán. El candidato a Procurador General lo hizo dos veces, además de amenazar a Wolf y enfrentar un nuevo juicio político en el Consejo de la Magistratura.
Pese a la negativa de Rafecas, la denuncia de Nisman avanzó y actualmente CFK está procesada y rumbo al juicio oral por supuesto encubrimiento de los terroristas que atacaron la sede de la AMIA.
La propuesta de Alberto Fernández para la Procuración General necesita de una mayoría especial en la Cámara Alta que será difícil de obtener. Rafecas es cuestionado por la Unión Cívica Radical, la DAIA y la AMIA, y deberá comparecer en el Senado para explicar sus controvertidas actuaciones en las causas que involucraron a De la Rúa, Boudou y Cristina Fernández de Kirchner.
Se aguarda una batalla legal y política con fuerte repercusión institucional. Alberto Fernández es amigo de Rafecas. Y jugará hasta el final.
Ya avisó.