“En la Argentina el aborto es un delito. Es un extraño delito donde casi nunca se condena a ninguna mujer por aborto pero todos sabemos que existe. ¿Cuál es el problema de que exista? Que todo aborto se vuelve clandestino y en la clandestinidad el riesgo de vida y de salud de la mujer aumenta. El problema es más agudo de acuerdo a la clase social de quién practica el aborto. Si es de clase alta, lo hará en un centro de salud adecuado, en condiciones adecuadas y el certificado médico dirá que tuvo una aborto espontáneo y su salud estará garantizada”, expresó el presidente Alberto Fernández este miércoles, en el cierre su gira europea en Francia.
Ante los alumnos del Instituto de Estudios Políticos de París (Scienses PO París), el mandatario anunció que el Gobierno prepara un proyecto para despenalizar el aborto. “Voy a mandar un ley que termine con la penalización del aborto y permita la atención de cualquier aborto en cualquier centro público”, indicó.
“Una mujer sin recursos toda su vida corre peligro. Y si zafa su vida, corre el riesgo de sufrir lesiones internas. Es parte de la discusión hipócrita que se tuvo con el divorcio, durante años discutimos si se podía volver a casar”, manifestó Fernández, quien trazó una analogía con una vivencia personal junto a su madre y su nueva pareja: “Salió la ley, mi mamá y Carlos se casaron y los tres hijos fuimos testigos. ¿Para qué discutimos durante 20 años esto? Yo siento que con el aborto pasa algo parecido. Hay quien siente que legalizar el aborto lo vuelve obligatorio. No es obligatorio para nadie. Es un tema que debemos resolver desde el mundo de la salud pública. No podemos poner en riesgo la salud de la mujer que decide abortar”.
Y agregó: “No vivo en paz con mi consciencia sabiendo que una mujer tiene que realizarse un aborto, no tiene la posibilidad económica y termina en manos de un curandero que con una aguja la termina lastimando o matando”.
El 17 de noviembre de 2019, casi un mes antes de asumir la Presidencia, Fernández brindó una entrevista en la cual confirmó que enviaría un proyecto de ley para legalizar el aborto en caso de resultar electo. “Quisiera que el debate no sea una disputa entre progresistas y conservadores, entre revolucionarios y retrógrados, es un problema de salud pública que debemos resolver y hay que asumirlo así”, dijo por aquel entonces.
“Debemos respetar tanto a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo. Y cuando uno despenaliza y legaliza el aborto no lo hace obligatorio. Por lo tanto, el que sigue teniendo la convicción de que Dios no lo permite que no lo haga. Y respetémoslo. Y respetemos a los otros”, señaló en diálogo con Página 12.
El presidente electo ya había manifestado su posición con respecto a este tema durante la presentación del libro de la escritora Ana Correa titulado “Somos Belén”, que repasa la historia de una joven tucumana que fue presa luego de haber tenido un aborto espontáneo.
“No lo podía creer. Lo que más me impresionó es que cuando Belén recupera la libertad pide que no la reconozcan porque no sabía cómo la iban a recibir y la jefa de la cárcel le dice que tenía que salir con la cara en alto porque no era culpable de nada, ella no quería que la reconocieran. Y todas las que salieron ese día salieron con una máscara para no ser reconocidas. ¿Cómo podemos vivir en esa sociedad? ¿Cómo podemos ver eso y no reaccionar? Estoy muy convencido de lo que digo respecto de los derechos de la mujer”, completó.