América Latina invoca deseos universales en sus ritos de Año Nuevo

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Foto: Web

En Brasil se espera que dos millones de personas vestidas de blanco lleguen a la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para recibir el 2012 con un gigantesco espectáculo de 24 toneladas de fuegos artificiales lanzados desde el mar, que este año buscan promover la preservación del medio ambiente.

 

Tradicionalmente, los cariocas hacen sus ofrendas a Yemanjá, diosa del mar del culto afro-brasileño candomblé, y lanzan al agua gladiolos blancos para pedir paz, rojos para tener amor y pasión, y amarillos para atraer el dinero.

 

Mientras tanto, las oficinas de Montevideo, en Uruguay, se sacuden el año viejo lanzando por sus ventanas los calendarios, y los habitantes de Cuba arrojan baldes de agua para purificar su hogar.

 

«Es como una renovación: como lo que ocurre con la vegetación, que declina en el invierno, se seca y renace en la primavera otra vez. Como la vida nueva», explicó el antropólogo uruguayo Renzo Pi Ugarte. Además, precisó que las personas necesitan practicar rituales para simbolizar el paso a un nuevo ciclo.

 

Entre las costumbres de Año Nuevo más curiosas de la región, está la celebrada en Nicaragua, que consiste en bañarse en el mar, en los ríos o en las lagunas para recibir limpios y de cara al sol el año que inicia, y la festejada en Perú, donde se queman muñecos de personajes antipáticos de la política o de la farándula local, en una especie de catarsis social.

 

Otra tradición que se destaca ocurre en Colombia, donde se colocan espigas de trigo en la mesa de la cena de Año Nuevo para llamar a la abundancia y se ponen tres patatas bajo la cama: una pelada, una a medio pelar y otra sin pelar. A medianoche, se elige una sin mirar: la pelada representa un mal augurio; la medio pelada, ni el bien ni el mal; y la sin pelar depara gran bonanza.

 

Peruanos y bolivianos acostumbran a estrenar ropa interior de colores: roja para atraer el amor, amarilla para el dinero o blanca para la armonía.

 

La tradicional cena familiar para acoger el Año Nuevo es compartida por casi todos los países latinoamericanos, aunque cada uno con sus variantes.

 

El cerdo es un platillo popular en Bolivia, donde según la creencia popular, ese animal va siempre hacia adelante y no retrocede.

 

En Cuba, donde el salario promedio llega a unos 20 dólares al mes, muchas familias ahorran durante todo el año para tener una cena con esa carne como plato central, acompañado de arroz, frijoles negros y yuca.

 

Los salvadoreños y nicaragüenses prefieren comer gallina rellena o pavo, mientras que los mexicanos defienden la originalidad de sus «romeritos», camarones en hierbas con salsa de mole, cuya receta es de origen prehispánico y a base de chocolate.

 

Pero todos los países, a excepción de unos pocos, como Argentina o Uruguay, están de acuerdo en la importancia de comer doce uvas con las campanadas de medianoche para tener dicha y prosperidad en cada uno de los meses siguientes.

 

Esta tradición podría, sin embargo, opacarse este año en Venezuela, donde los comerciantes aseguran que los altos precios disminuyeron la venta de la fruta.

 

Los fuegos artificiales son una especialidad de Chile, donde en la bahía del puerto de Valparaíso, a 120 km al oeste de Santiago, habrá un espectáculo que incluye la detonación de 24 toneladas de pirotecnia durante casi 30 minutos.

 

Incluso, en algunos lugares se dispara al aire con armas de fuego, actividad por supuesto prohibida y que ocasionó más de una víctima, aunque la mayoría de los atendidos después de las fiestas son por lesiones que causaron los fuegos artificiales.

Fuente: AFP

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