Fue un 1 de septiembre distinto en Sacha Pozo, las banderas amarillas y rojas no flamearon pese al viento y polvaderal que se hizo presente como cada año; los bombos repiquetearon desde las casas vecinas, algunos en Clodomira, otros en La Aurora, El Aibe, La Banda o en algún rinconcito donde los devotos rezaron con fe a Nuestro Señor San Gil.
La misa central -aunque sin fieles- se realizó puntualmente a las cuatro de la tarde como lo indica la tradición y estuvo a cargo del padre Ángelo Introzzi de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de la ciudad de Clodomira.
En su homilía el párroco se refirió al evangelio donde señala la sanación de Jesús a los enfermos, tanto física como espiritualmente.
«Cada encuentro con Jesús es para ser perdonados y sanar. Todos estamos llamados a vivir la santidad, a navegar el evangelio para ir conociendo y descubriendo el reino de Dios. No debemos cansarnos de lo contrario no llegaremos a la meta», señaló Introzzi.
«Seamos productivos en este mundo -continuó- nuestra adoración es a Dios pero podemos ser como los santos que son sus fieles colaboradores y por ello les dio el don e hicieron milagros. Por ello los veneramos y cuando más los conocemos acrecentamos la fe para imitar sus acciones».
«Hoy le pedimos a San Gil que sea el pan y fuente de trabajo para tantas familias que lo necesitan. Ya es hora de terminar con los comedores, hay que dar oportunidad a los niños de comer con su mamá y su papá», sentenció.
Asimismo se dirigió a la clase política: «Les digo que dejen de ‘macanear’, de utilizar estos espacios de asistencia y acercarse con regalitos para las criaturas sólo con el fin de ganarse un voto. Que nadie nos regale nada, se necesitan fuentes de trabajo para traer dignamente el pan a cada hogar».
Otra de las peticiones a San Gil fue que interceda para que se termine la pandemia. «Danos la fortaleza para salir adelante, acompaña a los enfermos y a todas las familias que pasan momentos difíciles».
La celebración culminó al ritmo del «Escondido de la Alabanza» y con el repique del «Se va, se va, se va San Gil», con la ilusión de un reencuentro el próximo año.