Argentina empató, jugó muy mal y se retiró insultada en Santa Fe

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En Santa Fe, tanto Argentina como Colombia sabía lo que ponían en juego: nada menos que el liderazgo del Grupo A. El equipo de Sergio Batista salió mucho más movedizo u punzante que el pobre debut ante Bolivia. Con un equipo más corto y parado más en campo rival, la Selección se fue haciendo dueña del partido, del ritmo y de la pelota, ante un elenco de Hernán Darío Gómez que esperó agazapado construir alguna contra.

A los 7 minutos de juego Argentina tuvo la primera llegada, con una buena subida de Pablo Zabaleta que Mario Yepes despejó cerca de la línea de gol, cuando el arquero Luis Martínez ya estaba vencido. Más tarde fue un centro de Esteban Cambiasso que casi termina en gol, pero Martínez desvió cuando la pelota se le colaba por atrás. El equipo de Batista era más, hasta que llegó la nebulosa que lo tuvo a maltraer los noventa y tantos minutos que duró el partido ante Bolivia.

Errores defensivos, desacoples en el medio, Lionel Messi sin compañía y sin la pelota y un Colombia que poco a poco comenzó a ganar terreno. Primero lo tuvo Adrián Ramos, pero increíblemente falló, sin marca, debajo del arco. Luego fue el turno de Dayro Moreno, que tras una jugada del propio Ramos erró un gol imposible. Con el arco a su merced, el mediapunta la tiró afuera, sin arquero, sin nadie alrededor.

Colombia se dio cuenta de la vulnerabilidad de la Selección y fue más allá. Ganó espacio, se animó a manejar la pelota y lo terminó haciendo a su antojo. El conjunto de Batista, en esos primeros 45 minutos, tuvo un peor rendimiento de lo que mostró en la inauguración. Perdió la pelota muy rápido y le llegaron mucho. Dos remates de afuera, uno de Falcao y otro de Moreno, exigieron a Sergio Romero que lentamente se fue haciendo la figura del partido.

El segundo tiempo arrancó sin cambios, algo ilógico pensando en lo malo que fue la primera etapa de Argentina, que no encontraba la pelota pero seguía manteniendo tres cincos en la cancha y a Sergio Agüero, Javier Pastore y Gonzalo Higuain, por citar algunos, en el banco de los suplentes.

A los 14 llegaron los cambios. Adentro Fernando Gago y Sergio Agüero, afuera dos de pobrísimas actuaciones: Ezequiel Lavezzi y Cambiasso. Una de las sustituciones entendible, la otra no. Así Argentina trató de levantar la imagen, pero poco pudo hacer. Con dos contras “asesinas”, Colombia lo tuvo dos veces. Primero fue con un remate de Armero que se fue besando el palo, después con un mano a mano de Falcao que tapó brillantemente Romero.

Batista volvió a buscar su suerte en el banco con el ingreso de Gonzalo Higuain por Banega, otro de oscura labor. “El Pipita” tuvo su chance rozando los 30’, cuando su disparo se desvió en el camino y se encontró con las manos salvadoras de Martínez. ¿Messi? Perdido, mal rodeado y hasta pateando un tiro libre a la cancha de Unión. Lo de Argentina era opaco en todo sentido, con y sin la pelota, sin la aparición mágica de alguna de sus figuras. Colombia se fue enamorando del empate, aunque soñaba con alguna contra certera.

Los últimos 20 minutos se escurrieron, se fueron como arena entre los dedos. Sin pena ni gloria, Argentina intentó, pero no le salió nada. No tuvo frescura, no encontró el juego y Batista volvió a equivocarse con los cambios. Cuando el partido pedía a Javier Pastore, se inclinó por otro cinco. Una modificación sin sentido. Así, se murió otro juego donde la decepción le ganó a la pasión de la gente, que explotó contra los jugadores con insultos y silbidos. Segundo partido, segundo empate, segunda amargura.

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