El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, y su compañera de fórmula concentrarán la última semana de campaña en los estados que apoyan históricamente a los republicanos, mientras que el presidente Donald Trump se enfocará en los distritos pendulares que fueron clave para su triunfo hace cuatro años, pero en los que perdería hoy.
La apuesta de los demócratas en territorio tradicionalmente republicano debutó hoy con la visita de Biden a Georgia, donde su partido no gana una presidencial desde 1992, pero donde este año las encuestas sitúan a ambos aspirantes codo a codo.
Según señaló uno de sus asesores de campaña, Georgia tiene la combinación adecuada de votantes jóvenes, no blancos y suburbanos anti Trump para lograr una coalición ganadora a favor de Biden.
El exvicepresidente de Barack Obama (2009-2017) tiene también planeado mañana ir a Iowa y el jueves a Florida, mientras que su compañera de fórmula, la senadora de California Kamala Harris, viajará mañana a Arizona y el viernes a Texas, dos estados en los que un cambio demográfico podría cambiar la racha republicana, imbatible desde 1994.
Impulsados por una ventaja financiera frente a sus adversarios, los demócratas están lanzando una estrategia poco convencional, que busca cubrir todas las opciones posibles para sumar los 270 votos de los delegados del Colegio Electoral necesarios para llegar a la Casa Blanca.
Una dinámica revelada ayer por el propio Biden al justificar su visita a Iowa, donde Trump ganó cómodamente en 2016.
Si bien el candidato demócrata admitió no estar «demasiado seguro» sobre sus chances de victoria en territorio republicano, dijo que intentará «asegurarse de ganar todos los votos posibles», reportó la cadena CNN.
No obstante, la campaña de Biden tampoco dejará de lado los tres estados del denominado «muro azul» -por el color que identifica a los demócratas- arrebatados por Trump en 2016: Pensilvania (que visitó ayer), Wisconsin (donde irá el viernes) y Michigan (donde viajará el sábado).
«La pared azul debe restablecerse», afirmó ayer Biden a periodistas, tras un acto en Chester, Pensilvania; algo que está por verse, ya que también Trump está concentrando sus esfuerzos esta última semana en mantener dichos estados.
Tras visitar ayer Pensilvania, hoy realizó actos en Michigan y mañana en Wisconsin, donde también irá su vicepresidente, Mike Pence.
Incluso, sumó a la batalla a la primera dama, Melania Trump, quien hizo hoy su primer viaje de campaña en solitario a Pensilvania para hacer un acto a favor de su marido en Atglen, en los suburbios de Filadelfia, con el fin de atraer el voto femenino.
En esta última semana de campaña, Trump, de 74 años, está exultante tras lograr ayer una importante victoria política con la confirmación en el Senado de su nominada para la Corte Suprema, Amy Coney Barrett.
Con esta jugada, Trump espera sumar a los votantes más conservadores y a la derecha religiosa, además de cosechar votos en la zona central de Estados Unidos.
En contraste a la estrategia de su contrincante, Trump mantendrá esta semana una agenda vertiginosa, con desplazamientos a varios estados en un mismo día y un total de 11 actos en las últimas 48 horas antes del día de la elección, el 3 de noviembre.
Además de sus eventos en Michigan, hoy también se detuvo en Omaha, en Nebraska, en un distrito del Congreso que tiene un voto electoral en juego por sí solo, y que está al lado de Iowa, otro estado competitivo.
El jueves estará en Arizona, donde visitará la ciudades de Phoenix y Bullhead City, que se ubica en la frontera con Nevada.
En tanto, Pence viajaba hoy a Carolina del Norte y Carolina del Sur, mañana a Wisconsin y Michigan, y el jueves a Iowa y Nevada.
Según el gerente de la campaña republicana, Bill Stepien, este calendario refleja lo que consideran sus «caminos potenciales» hacia los 270 votos electorales.
«Preservamos la opcionalidad, nos aseguramos de que fortalecemos nuestro apoyo, garantizamos nuestros votos y convencemos a los indecisos de última hora», dijo ayer Stepien a periodistas.
Estas elecciones se dan en medio de la pandemia de Covid-19, que golpeó con fuerza a Estados Unidos, el país con más infectados y muertos por el brote en el mundo con más de 8,7 millones de contagios y más de 226.000 decesos.
El propio Trump se contagió y estuvo hospitalizado, mientras que Biden sostuvo una campaña de baja intensidad en los primeros meses, cuando se centró mayoritariamente en eventos online.
La pandemia trastocó el tablero electoral y echó por tierra la bonanza económica de la era Trump, que era uno de los argumentos más sólidos para la reelección del magnate republicano.
El mandatario, cuya gestión de la pandemia es duramente criticada, se centra ahora en la posibilidad de que la recuperación sea rápida y en las expectativas sobre 2021 para mantenerse en el poder.
En tanto, en este contexto inusual, más de 68,5 millones de personas ya votaron por adelantado frente a las 47 millones que lo hicieron en 2016, según datos del programa US Elections Project de la Universidad de Florida.
Fuente: telam