La moneda brasileña llegó a cotizarse en su nivel más bajo frente al dólar desde fines de 2010, afectada por la volatilidad del billete verde a raíz de la crisis económica en los países ricos, pero su caída no basta para calmar los reclamos del sector industrial, según analistas.
Hasta el lunes, el real cayó durante ocho sesiones consecutivas frente al dólar y cerró las cotizaciones del lunes a 1,719 por dólar. En lo que va de septiembre acumula una depreciación de 6%, y en el año de 2,85 por ciento.
«Veo dos causas en ese proceso, una es la propia crisis internacional y otra es la perspectiva de baja de la tasa de interés doméstica», afirmó el economista Antonio Correa de Lacerda, profesor de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo, a la AFP.
El temor de un agravamiento de la crisis de la deuda en Europa, con una posible suspensión de pagos de Grecia y sus consecuencias sobre el sector bancario, continúan presionando el dólar al alza en todo el mundo, incluyendo en Brasil.
Pero el experto opinó que la caída del real no será duradera porque Brasil sigue siendo un destino atractivo para el capital extranjero.
«La desvalorización deberá ser contenida por el ingreso de recursos externos, porque hay pocas posibilidades de colocaciones afuera y Brasil sigue siendo un destino interesante» gracias a su tasa de interés, que a pesar de la sorpresiva baja en agosto se ubica en 12% anual, una de las más altas del mundo, explicó.
La necesidad de inversiones para las obras de cara a la Copa del Mundo en 2014, los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro de 2016, los ricos descubrimientos de petróleo en aguas ultraprofundas, y las grandes carencias en infraestructura del país, deberán continuar atrayendo dinero en el mediano y largo plazo al gigante sudamericano, agregó.
En este contexto «el real puede incluso desvalorizarse un poco más en el corto plazo (…) pero estamos lejos del nivel ideal para la producción», señaló Lacerda en relación a los constantes reclamos del sector industrial brasileño ante la pérdida de competitividad debido al alza del real.
Recientes estudios de la Confederación Nacional de la Industria señalan que el 48% de las empresas exportadoras brasileñas perdió mercados o dejó de exportar en 2010, y un tercio enfrenta la competencia de sus pares chinas en el mercado brasileño.
Para Lacerda un real a 1,7 por dólar va a enfrentar «mucha volatilidad, pero puede ser una buena apuesta para el final del año».
Por su parte, la empresa corredora de valores Walpires estimó el martes que «al mantenerse un saldo positivo de flujo de capital extranjero, la expectativa para la trayectoria de la tasa de cambio es que se mantenga una leve baja» del dólar con respecto al real, y previó que la moneda brasileña cierre el año entre 1,65 y 1,55 dólares.
En julio, el real alcanzó su mayor valor desde 1999 (cuando Brasil inició su política de cambio fluctuante), al cotizarse a 1,5363 por billete verde.
Para intentar contener la apreciación de la moneda local y evitar que el real cayera a 1,50 dólares, el gobierno brasileño adoptó varias medidas, tales como intervenciones en el mercado cambiario doméstico y el aumento del impuesto a las operaciones financieras (IOF) para frenar la entrada de capital extranjero no destinado a inversiones productivas.