Cambiemos y la crisis del progresismo

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Si las elecciones resultaran como dicen los pronósticos, el Partido Socialista -por primera vez desde 1983, cuando ingresó Guillermo Estévez Boero- corre riesgo de no tener representación política en el Congreso nacional. Ya no tiene senadores, y los cuatro diputados que hoy forman el bloque del PS, Hermes Binner, Alicia Ciciliani, Lucila Duré y Gabriela Troiano, terminan este año su mandato. Podría ser electo Luis Contigiani, actual ministro de la Producción en el gobierno santafesino y cabeza de la lista del Frente Progesista, pero la verdad es que no la tiene segura. Apuntemos que hoy en Santa Fe las encuestas lo tienen al socialismo tercero (primero a Cambiemos, segundo al Frente para la Victoria) y no tiene candidatos en condiciones de ser electos en ningún otro distrito.

Tampoco tendría representación el GEN, el partido liderado por Margarita Stolbizer, que desde el 2007 se separó de la UCR para apoyar la candidatura presidencial de Elisa Carrió.

Este año Margarita Stolbizer termina su período legislativo, y no tiene ninguna posibilidad de ser electa senadora, ya que acompaña a Sergio Massa quien, todo indica, tampoco podría entrar como senador.

Quien sí continuará en Diputados es Victoria Donda, líder del bloque Libres del Sur, que hoy tiene tres miembros. Pero solo la hija de desaparecidos tiene dos años más de mandato, ya que Graciela Cousinet y Federico Masso concluyen este año. Tampoco tiene candidatos a escala nacional con chances de llegar a la Cámara.

Los tres partidos tuvieron ofertas muy puntuales para formar parte de Cambiemos. Stolbizer, en particular, fue a la que más mimaron. Le ofrecieron la vicepresidencia de la Nación, gobernadora en la provincia de Buenos Aires, un ministerio en el gabinete nacional. Le dijo que no a todo.

Algo similar sucedió con el Partido Socialista. La UCR de Santa Fe hizo todos los esfuerzos posibles. Pero no escucharon seriamente ninguna oferta, «por razones ideológicas». «Nuestro límite es Macri», dijeron siempre.

Un radical santafesino comentó: «Estamos muy conformes con la alianza que tenemos en Santa Fe con el Partido Socialista, pero nosotros quisimos priorizar a escala nacional una opción de poder contra el populismo, aunque ellos no lo entendieron así. Sabemos que Macri no es Willy Brandt (ideólogo socialdemócrata y ex canciller alemán), pero quedarnos en una opción confortable a escala provincial iba a cercenar el futuro de todos los argentinos y, finalmente, también ahogando a nuestra provincia».

Lo que está pasando en el radicalismo porteño es igualmente notable. Con la imagen electoralmente competitiva de Martín Lousteau, la mítica UCR de Capital, cuna de la Junta Coordinadora Nacional que dio sustento político al novedoso liderazgo de Raúl Alfonsín en los años 80, buscó competirle a los candidatos de Horacio Rodríguez Larreta en el distrito, para forzar unas PASO que los deje en las puertas de gestionar la Ciudad en el 2019. También jugaron la distrital, confundieron lo esencial de lo accesorio.

«La opción progresista en el 2015, y obviamente en el 2017, era la normalización de las instituciones, la regularización democrática, el restablecimiento de los equilibrios y los contrapesos, todas cuestiones que tienen en Cambiemos su cauce político natural», dijo Jesús Rodríguez a Infobae.

En Casa Rosada aseguran que el hoy auditor de la Nación fue el factótum del acuerdo entre un sector del radicalismo porteño, hoy minoritario, que logró colocar a Facundo Suárez Lastra en el 7º lugar de la lista de Vamos Juntos y a Guillermo Suárez (actual secretario general de la UCR-Capital) en el 10º de la lista de legisladores de la Ciudad. Obviamente, a fin de año, cuando se haga la convención local, esperan pasar a ser la conducción.

Hay quienes cuentan que Jesús fue hablar con el jefe de Gabinete para preguntarle si era cierto que para Mauricio Macri era indistinto que gane Carrió o Lousteau en las legislativas, como Enrique Nosiglia andaba diciendo por todos lados. «De ningún modo», le dijo Marcos Peña, «esa es una mentira flagrante».

Allí se habría sellado un acuerdo bendecido por Ernesto Sanz, ministro sin cartera en su carácter de fundador de la alianza Cambiemos, y respaldado por la mayoría de los líderes territoriales y parlamentarios del radicalismo, no sin ruidos. Es que la apuesta, si el resultado del 22 de octubre es como dicen las encuestas, terminaría con la influencia política del «Coti», quizás, para siempre. Por lo menos, lo dejaría fuertemente herido, con muy limitados contactos en el poder, al que siempre estuvo adherido, sin importar el color del que gobernara.

Por empezar, el pollo de Nosiglia en el distrito, Emiliano Yacobitti, ya no podría continuar como titular de la UCR porteña. No se sabe quién podría reemplazarlo, pero una nueva configuración daría inicio a una etapa definitivamente distinta.

Rodríguez aseguró que en el 2014, ante el fracaso de UNEN, hizo largas rondas de conversaciones con todos los partidos de ese colectivo buscando explicar la necesidad de ofrecer en el 2015 una alianza competitiva que saque al populismo del poder. «Algunos no aceptaron por prejuicios, otros me parece que directamente apostaron a que gane (Daniel) Scioli, tal vez porque se creyeron el mito de que el peronismo es invencible, algo que Alfonsín nunca aceptó, por eso ganó en 1983″, explicó.

Jesús dijo que si Cambiemos no ganaba en el 2015, nuestro país iba en la dirección a «La dictadura perfecta», la película que es una crítica a 70 años de hegemonía priísta en México, metáfora de una nación donde un escándalo tapa a otro, mientras la corrupción domina los vínculos de poder y ninguna realización que beneficie a la gente es posible, porque el sistema lo impide.

Mientras tanto, la crisis del progresismo es motivo de profundo debate en la academia. En la Universidad de San Andrés se están desarrollando (hasta el 31 de octubre) valiosos debate públicos, bajo el título ¿Un nuevo escenario político en la Argentina?, coordinados por el doctor en ciencias políticas Marcelo Leiras. Expertos en distintas disciplinas, como Martín Becerra, María Esperanza Casullo, Hernán Iglesias Illa, Germán Lodola, Andrés Malamud, Eugenia Mitchelstein, Lorena Moscovich, José Natanson, Gabriel Puricelli, Ernesto Semán y Gabriel Vommaro, entre otros, vienen exponiendo qué es lo que está pasando en la Argentina.

Las ponencias y discusión posterior pueden leerse in totum en la Revista Anfibia. En la mayoría se exhibe una honesta sorpresa acerca de lo que está pasando en la Argentina, y la búsqueda de una explicación, donde hizo punta el periodista Natanson en su nota que publicó en Página/12 a pocos días de las PASO, que lo obligó a alejarse unas semanas de la ciudad, acosado por el bullying de su lado de la grieta.

Igual que en el peronismo, el debate en el progresismo recién comienza.Tienen dirigentes de alta imagen positiva, como Miguel Lifschitz, que lidera ese ranking en su provincia, o Stolbizer, que sigue siendo una mujer muy bien calificada en la provincia de Buenos Aires, pero les costará superar la crisis que derivará de estas elecciones de medio término, donde -según el manual- deberían haber brillado. Sucede que Cambiemos rompió todos los moldes, y son muy pocos los que tienen la epistemología para comprenderlo.

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