La primera facción no se acogió al acuerdo de paz de 2016, mientras que la segunda regresó a la lucha armada por considerar que no se honró el pacto.
Rueda también mencionó a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, también conocida como el Clan del Golfo, las Autodefensas de la Sierra Nevada de Santa Marta y otras estructuras armadas de varias ciudades grandes de Colombia que no especificó.
Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, se dispone a reiniciar una negociación de paz con la guerrilla izquierdista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que comenzó en la administración de Juan Manuel Santos y que se interrumpió en el gobierno de Iván Duque quien finalizó su gestión en agosto.
Qué está en juego
Los grupos armados ilegales, con presencia en apartadas regiones selváticas y montañosas del país, tienen más de 6.000 combatientes, según fuentes de seguridad.
Tanto los rebeldes de izquierda como las bandas criminales participan en la extorsión, el asesinato, el tráfico de drogas y la extracción ilegal de oro.
El mandatario izquierdista anunció su intención de avanzar en diálogos de paz con los grupos rebeldes, entre los que se incluirían las disidencias de las FARC y de comenzar un proceso de sometimiento de las bandas criminales implicadas en el narcotráfico que recibirían beneficios jurídicos como rebajas de penas a cambio de entrega de bienes y delación de rutas.
Pero también propuso a finales de agosto un cese multilateral de fuego a todos los grupos armados ilegales que operan en el país como parte de su iniciativa de impulsar un proceso de paz para poner fin al violento conflicto armado que, en seis décadas, dejó unos 450.000 muertos.
«Estamos en exploración. La oficina de paz está explorando mecanismos jurídicos para permitir el tránsito de grupos armados al Estado de derecho», concluyó Rueda.
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