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Cómo juega Fausto Vera y qué soluciones le puede dar a Gallardo en River

River ya tiene a su primer refuerzo de cara al 2026 y Marcelo Gallardo suma una pieza que apunta más a la organización que al impacto inmediato. Fausto Vera llega para ocupar un rol específico dentro del mediocampo, uno que el DT viene buscando ajustar: el del volante capaz de ordenar, dar continuidad y ofrecer una salida limpia desde atrás sin romper la estructura.

Desde lo táctico, Vera es un mediocampista central que no responde al molde clásico del “cinco” sudamericano. No es un destructor ni un jugador de choque permanente, sino un futbolista que interpreta el juego desde la posición y el pase. Su mayor virtud aparece cuando puede recibir perfilado, girar con tiempo y decidir con criterio.

Con la pelota, su influencia se explica desde la simpleza bien entendida. Se ofrece constantemente como apoyo, genera líneas de pase y funciona como nexo entre defensa y ataque. Su control orientado le permite salir de presiones cortas y sostener la posesión sin caer en riesgos innecesarios.

Vera tiene una lectura clara de los ritmos del partido. Cuando detecta espacio, busca el pase vertical para romper líneas y avanzar metros; cuando no, reinicia la jugada sin apuro. Esa capacidad de elegir cuándo acelerar y cuándo pausar puede ser clave en un River que muchas veces se desordena por exceso de vértigo.

Gallardo podría potenciarlo en un doble cinco, donde no quede expuesto a grandes recorridos defensivos. Con un volante más posicional a su lado, puede soltarse, ocupar distintas alturas y aparecer como organizador en campo rival, incluso pisando zonas de tres cuartos para filtrar pases.

Sin pelota, su rendimiento está directamente ligado al funcionamiento colectivo. No es un recuperador agresivo ni domina el duelo físico, pero cumple cuando el equipo presiona en bloque. Salta bien a los apoyos, acompaña las segundas jugadas y sostiene la estructura si el contexto lo favorece.

El límite aparece cuando River debe defender en retroceso o cubrir espacios amplios. Allí sufre por timing y potencia, y suele recurrir a la infracción o llega tarde al cierre. Por eso, su mejor versión depende de un entorno que lo proteja y potencie sus virtudes técnicas.

En síntesis, el oriundo de Hurlingham no llega para ser el volante que se lleve todas las miradas, sino para equilibrar el sistema. Si Gallardo logra rodearlo correctamente, River puede ganar claridad, orden y fluidez en el mediocampo, tres aspectos que el equipo necesita recuperar para volver a dominar desde el juego.

 

Fuente: tycsports

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