Confirmaron las dos primeras muertes por coronavirus en Villa Azul: eran pacientes que estaban internados

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El Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires confirmó este miércoles a Infobae la muerte de dos vecinos de Villa Azul, barrio compartido por los municipios de Quilmes y Avellaneda, que estaban internados como pacientes con COVID-19 positivo.

Se trata de un hombre de 69 años con domicilio del lado de Avellaneda que tenía hipertensión y diabetes y estaba internado en el Hospital Fiorito de esa ciudad, y de otro hombre de 77 años cuyos síntomas fueron detectados en los testeos masivos del operativo DetectAR realizados el 25 de mayo, pero que habían comenzado tres días antes, el 22. El hombre murió en el Hospital Isidoro Iriarte de Quilmes y padecía hepatopatía crónica, una lesión en el hígado.

En total, de momento hay 276 casos positivos en el barrio. De acuerdo a la información que brindaron fuentes de las comunas que tienen jurisdicción sobre este barrio popular del Conurbano, ambas personas vivirían del lado de Avellaneda.

Aunque también admiten que en Villa Azul esto es frecuente por dos razones: del lado de Quilmes no hay calles con nomenclatura –solo pasillos– y además, cuando el municipio de Avellaneda comenzó con las obras de urbanización (en 2008), muchos habitantes del barrio fijaron domicilio en esa comuna para poder acceder a una vivienda digna.

Habrá que ver al final de la jornada en qué distrito se suman las nuevas víctimas fatales. Hasta el último parte oficial, emitido ayer, Avellaneda tenía 424 casos confirmados de coronavirus, 171 en estudio y ocho personas fallecidas. En tanto que Quilmes también oficialmente comunicó 661 positivos y 6 víctimas fatales.

Villa Azul, donde viven aproximadamente 4.000 personas, quedó cercada en una cuarentena propia desde el 24 de mayo, después de que se detectaran de repente 53 casos en un día. Los vecinos con síntomas fueron sometidos al testeo y los casos positivos se trasladaron, según la gravedad, a hospitales de la zona o a lugares de aislamiento, como la Universidad Nacional de Quilmes.

Se cree que el foco de contagios en Villa Azul se dio en una canchita de fútbol ubicada en la zona del barrio conocida como “La Toma”, del lado de Quilmes (en referencia a un sector de viviendas sin terminar), el sector más vulnerado de todo el barrio.

Los vecinos y vecinas coinciden en que ahí comenzó todo. “Se contagiaron todos ahí, no respetaron nada. Hacían campeonatos hasta las seis de la mañana. No respetaron nada y son hijos del rigor», dijo a Infobae a fines de mayo Marcos Rubén Bonda, un hombre de 65 años, para quien “la construcción de esa cancha fue una maldición”.

La cancha está rodeada por casillas de chapa y una serie de viviendas inconclusas donde viven familias. Se llama La Toma por eso. “Acá comenzaron a hacer las viviendas en 2014 y después se pararon y ahí se ocupó por gente que vive sin techo o sin ventanas. Yo soy uno», comentó Manuel González. Tiene 28 años y hace 11 años llegó desde Misiones. Solo. Y a dedo.

Después de detectarse los primeros 53 casos en Villa Azul, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires decidió “aislar” el barrio y hacer testeos masivos. El feriado del 25 de mayo, decenas de promotoras de la salud recorrieron de a pares las casas, casillas y ranchos para preguntar cómo se sentían sus habitantes. “Si tienen dos de los síntomas o tienen contacto estrecho con un contagiado y además un síntoma, se los lleva a la salita. Ahí hacen el hisopado y se los aísla. El resultado está a las 24 horas”, comentó aquel día a Infobae una de las voluntarias.

Así fue que los pacientes leves terminaron derivados en la Universidad de Quilmes y los más graves en diversos hospitales de la zona.

Hace 45 años, durante la dictadura militar, Villa Azul y Villa Itatí conformaban un solo barrio; una “villa miseria” sin nombre, cuyos primeros habitantes, algunas décadas antes, eran cirujas que se fueron instalando alrededor de los basurales, en el borde de las zonas de clase media de Wilde, en Avellaneda, y Bernal, en Quilmes. Después de estas villas, en esa época, venía la nada: el campo, los viñedos de uva chinche y la selva marginal de la costa.

Cuando el gobierno de facto construyó el Acceso Sudeste, una especie de circunvalación por los antiguos bordes de la ciudad de Avellaneda y Quilmes, Azul e Itatí quedaron divididas por la autopista. Villa Azul creció de la margen “norte” y fue doblemente partida: “encerrada” por esta ruta, se extendió hacia la zona de los chalets de la burguesía industrial de Wilde.

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