Por consenso pero con deudas pendientes, Guterres comienza su mandato en la ONU

0
407

La llegada del Guterres a la ONU fue producto del consenso de los 15 países que integran el Consejo de Seguridad del organismo, luego de un arduo proceso de selección que se extendió a lo largo de más de tres meses.

Durante las seis rondas de votación, el ex primer ministro portugués, que también estuvo al frente de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), siempre se colocó como el candidato favorito de un pelotón de 13 aspirantes, entre la que estaba la canciller argentina Susana Malcorra.

Finalmente, en abierto desafío al criterio histórico de rotación continental que indicaba que el sucesor de Ban debía salir de algún país de Europa del Este, y tratando de evitar un eventual veto por parte de algunos de sus miembros permanentes, el Consejo de Seguridad anunció el 5 de octubre pasado que había arribado a un acuerdo para proponer al portugués como secretario general.
Un día después, la recomendación fue formalizada y su designación al frente del organismo fue confirmada una semana más tarde por la Asamblea General de la ONU.

Una de las cuentas pendientes que dejó su ascenso al máximo organismo diplomático global fue la demanda de diferentes sectores de la sociedad civil que pedían que fuera una mujer quien, por primera vez en 71 años, estuviera al frente de las Naciones Unidas.
Dos semana atrás, el 12 de diciembre, Guterres juró al frente de la ONU por lo que el próximo primero de enero se convertirá en el noveno secretario general en la historia del organismo.

En ese acto, el diplomático brindó un discurso en el que aseguró que los desafíos del mundo están superando las capacidades de Naciones Unidas y que ésta «debe estar lista para cambiar».

«El miedo está motivando las decisiones de mucha gente alrededor del mundo», dijo Guterres, quien subrayó que los líderes deben «entender esas ansiedades» sin perder vista «nuestros valores».

Y remarcó: «Es momento de que los líderes escuchen y demuestren que se preocupan por su propia gente y por la estabilidad global de la que todos dependemos».

Con sus 68 años, Guterres posee una extensa carrera diplomática y una reconocida trayectoria política en la socialdemocracia europea.

Si bien su primer acercamiento a la política fue a través de las Juventudes Universitarias Católicas, a raíz de las movilizaciones que desembocaron en la Revolución de los Claveles, en julio de 1974, se unió a las Juventudes Socialistas.

De la mano del «patriarca» socialista Mário Soares, llegó a la secretaría general de ese partido en 1992, tres años antes de vencer las elecciones y ser nombrado jefe del gobierno luso.

Siete años más tarde asumió la conducción de la Internacional Socialista, entidad que agrupa a los partidos socialdemócratas del mundo.

Durante su mandato, en el que desplegó una importante política exterior, Portugal dio por finalizado el proceso de descolonización con la devolución de Macao a China.

Otro de sus grandes éxitos diplomáticos fue su papel en la resolución de la cuestión de la independencia de Timor Oriental, antigua colonia portuguesa que se convirtió en un Estado independiente en 1999.

Además de socialista, Guterres es católico practicante y «militante social», como le definen algunos de sus amigos más cercanos. Y como tal, decidió no implicarse en la campaña del referéndum sobre la despenalización del aborto en 1998, al entender que la ley iba en contra de sus principios morales y religiosos.

Aunque en 1999 fue reelegido, el batacazo de los socialistas en las elecciones municipales de 2001 y los casos de corrupción que afectaban a su partido le llevaron a abandonar rápidamente el cargo y a avanzar en su carrera internacional.

El despegue de sus aspiraciones exteriores podría haber llegado a finales de los 90, cuando estuvo cerca de presidir la Comisión Europea, pero la enfermedad que sufría su mujer Luisa Melo, que acabó falleciendo en 1998, le llevó a posponer sus planes internacionales.

Con dos hijos y casado en segundas nupcias con Catarina Vaz Pinto, entre 1999 y 2005 fue presidente de la Internacional Socialista y en 2003 estrenó su asociación a un organismo internacional al convertirse en consultor de la ONU para política social ante el Gobierno de Brasil.

El gran salto llegó dos años después, en 2005, cuando fue nombrado Alto Comisario de la ONU para los Refugiados (Acnur), puesto que ocupó hasta 2015 y desde el que tuvo que afrontar la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.

Guterres tuvo que hacer frente al recrudecimiento de conflictos como el de Siria, a la presión de los flujos migratorios en Europa e incluso a la relación que algunos establecieron entre los refugiados y el terrorismo, pero esa difícil tarea le permitió ganar prestigio y contactos a nivel internacional.

Su labor con Acnur le permitió incluso ser candidato en 2014 y 2015 al Premio Príncipe y Princesa de Asturias de Cooperación.

Fuente: Telam

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here