Vizzotti explicó que los resultados del estudio colaborativo coordinado por el Ministerio de Salud y el CONICET y del que participan cinco las provincias -Ciudad y provincia de Buenos Aires, La Rioja, Córdoba y San Luis- brindaron datos de seguridad e inmunogenicidad satisfactorios.
«Los vacunados con Sputnik van a poder elegir el intercambio voluntario o esperar», dijo la ministra y agregó que tras el estudio realizado «estamos en condiciones de intercambiar diferentes vacunas y empezar a combinar Sputnik con Moderna y Astrazeneca».
Además, la ministra informó que se serán priorizadas para recibir la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus las personas que lleven más tiempo de espera desde que recibieron la primera dosis y aquellas que tengan más de 50 años y comorbilidades.
La combinación de vacunas es una estrategia sanitaria que se está estudiando en diferentes partes del mundo, con buenos resultados de eficacia y seguridad, y que persigue diferentes objetivos.
Por un lado, frente al surgimiento de nuevas variantes, más contagiosas y posiblemente más agresivas (aunque esto está todavía en estudio), la aplicación de la segunda dosis para reforzar la protección se volvió más necesaria y no todos los países disponen de los esquemas completos del mismo inmunizante para toda la población.
En este contexto, la posibilidad de utilizar esquemas heterólogos permitiría a los países combinar según la disponibilidad de fármacos.
Otros objetivos son contar con una opción para aquellas personas que han hecho reacciones graves frente a una vacuna determinada; poder completar los esquemas en países donde no se lleva registro de la vacuna que se aplicó, o bien en el caso de que una persona vaya a completar su esquema y en el vacunatorio no tengan la misma que le aplicaron antes. Algunas combinaciones también tienen como objetivo mejorar la eficacia.
Las vacunas desarrolladas contra el coronavirus utilizan diferentes plataformas (tecnología); algunas son a virus inactivado (como la de Sinopharm), otras son de vectores virales no replicativos (como Sputnik V o AstraZeneca) y otras de ARN mensajero (como Pfizer y Moderna).
La semana pasada, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) informó que la combinación de la vacuna de AstraZeneca como segunda dosis de Sputnik V demostró eficacia contra la infección por coronavirus y ausencia de efectos secundarios en las personas inmunizadas, según los resultados preliminares de un estudio realizado en la República de Azerbaiyán.
Una de las hipótesis de combinación es que si se utilizan distintas plataformas en un mismo esquema puede inducir respuestas inmunes diferentes que podrían ser complementarias.
En esta línea se desarrollaron varios estudios combinando AstraZeneca con Pfizer, uno de los cuales se realizó en España (CombiVacS) y fue publicado el 25 de junio en The Lancet. En este ensayo se administró una segunda dosis de Pfizer a 448 personas que habían recibido la primera de AstraZeneca.
Luego de analizar la inmunogenicidad a través de la medición de anticuerpos neutralizantes y el seguimiento de los efectos adversos, los investigadores concluyeron que la combinación «indujo una respuesta inmune robusta, con un perfil de reactogenicidad (efectos adversos) aceptable y manejable».
En el Reino Unido se llevó adelante otro estudio multicéntrico denominado Com-COV que también combinaba Pfizer con AstraZeneca, a la vez que comparaba la respuesta inmune con los esquemas que usaban la misma vacuna para las dos dosis.
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