La presidente Cristina Kirchner votó, este domingo, por última vez estando al frente del Poder Ejecutivo. Lo hizo en la ciudad de Río Gallegos, Santa Cruz, pasadas las 11:30, después de encontrarse con la suegra del secretario de Legal y Técnica y candidato a vice del oficialismo, Carlos Zannini.
Tras sufragar, la mandataria respondió preguntas de la prensa, en las que resaltó las políticas de sus dos mandatos y el de su esposo. «Nunca hemos tenido tampoco un período de gobierno, 12 años, con esta estabilidad social y de progreso», aseguró.
Cristina Kirchner apeló así a que la ciudadanía haga «un ejercicio de memoria» a la hora de votar en el ballotage, ya que «sería muy fuerte volver atrás con los logros y las conquistas del pueblo argentino».
Así, la mandataria buscó generar empatía en los electores al pedirle «a la gente que recuerde dónde estaban y cómo estaban en 2003», cuando llegó al poder el kirchnerismo tras la gestión del también justicialista Eduardo Duhalde.
En este marco, calificó de «fenómeno inédito» el hecho de que hoy se vote «con el 5,9 por ciento de desocupación, generación de millones de puestos de trabajo y una paz social muy grande». También resaltó a aquellos autoconvocados que se movilizaron en favor del candidato del FpV. «Dimos un salto cualitativo», opinó.
En la casi media hora en que habló con los periodistas, señaló entre otras cosas que durante el 2001 «la gente veía a alguien con corbata en la calle, creía que era un empresario o un político y le pegaban».
Por otra parte, la Presidente expresó su preocupación por las pintadas que aparecieron en Mansión Seré y a la decisión de un juez condenado por delitos de lesa humanidad que se ofreció como fiscal, al señalar que «hay una minoría que sueña con la impunidad pero los derechos humanos es un tema aceptado por las grandes mayorías».
Cristina Kirchner votó en la mesa 567 del Colegio Nuestra Señora de Fátima, ubicada en la calle Estrada 751, y ayudó a Blanca, la suegra de Zannini, que estaba delante suyo, y que no podía colocar el sobre en la urna. Tras el breve gesto, la mujer la despidió porque estaba apurada.
