La presidente Cristina Kirchner aseguró este mediodía durante la inauguración de la UPA en José C. Paz que no quiere parecerse a «los países del norte que expulsan inmigrantes y dejan morir chicos en las playas».
«Eso no es de cristiano, eso es decadencia cultural. Se andan tirando inmigrantes de un país a otro como si fueran bultos. No quiero parecerme a los que dejan que se muera gente en las bodegas de los barcos, ni a los que levantan un muro en su frontera para que no pasen los de al lado», disparó.
Aunque evitó los nombres propios, la jefa de Estado hizo blanco en la figura de Angela Merkel, presidente de Alemania, quien en el mes de julio hizo llorar a una niña refugiada con una dura respuesta: «No quiero parecerme a nadie que le dice a una chica de 15 años, que quiere quedarse a estudiar, que no lo va a poder hacer y se va a tener que ir».
«Quiero ser como somos nosotros: solidarios, trabajadores, jugados por la producción, la industria, el crecimiento y el desarrollo, porque ahí está el futuro, lo otro es solamente la degradación de la condición humana», añadió.
En este marco, agregó: «Creo en Dios porque amo al prójimo, porque respeto a los demás y sostenemos que la patria es el otro, que es la versión política del Evangelio».
Unos minutos antes de embestir contra las grandes potencias mundiales, Cristina Kirchner agradeció la visita de Lula y públicamente le encargó una misión: «Tenés que ser el embajador para que Argentina integre el grupo de los BRICS, para que sea BRICSA, porque ese es nuestro lugar. Y te pido que en ese BRICSA se incorporen mas países emergentes».
En otro fragmento de su discurso, la mandataria pidió por la continuidad del proyecto nacional y popular: «Le pido a cada argentino, con su historia, con su identidad, que piense un instante lo que era el 2003. No es mirar el pasado para ser fiscal, es mirar el pasado para no ser idiota, para no equivocarnos y cometer los mismos errores».
Tras destacar a Daniel Scioli como candidato del Frente para la Victoria, la jefa de Estado criticó la estigmatización de los pobres y de los periodistas y artistas «militantes» a los que los acusan de apoyar al oficialismo porque «los compraron» con dinero o con un choripan.
En ese contexto hizo una equivalencia con el PRO y las acusaciones contra el periodista Fernando Niembro por supuestas contrataciones fraudulentas del gobierno de la Ciudad: «En los últimos 12 años, resulta que quienes nos difamaron tenían el choripán de 22 millones de pesos más caro de la historia».
Infobae