Los pasos de acercamiento fueron impulsados por tiempos tormentosos, aunque demandaron negociaciones reservadas y gestos visibles. Cristina Fernández de Kirchner y Hugo Moyano finalmente decidieron sellar su reconciliación, aun sin olvidar los choques que dejaron astillas en cada lado.
Operadores políticos y sindicales trabajaron para saldar cuentas y dicen, tal vez exageran, que hasta hubo una señal pontificia. Como sea, la primera entrega de esta serie fue hace tres semanas en territorio sindical, con la ex presidente como visitante. Hoy, en cambio, el kirchnerismo abre su escenario al jefe camionero.
Organizadores de la cita de esta tarde en Ferro decían anoche que la convocatoria había sobrepasado la agenda inicial. Se trata de una suerte de seminario con acto de cierre a cargo de Alberto Rodríguez Saá y con presencia de dirigentes cercanos, entre ellos intendentes del GBA. Una puesta que anima el gobernador de San Luis, acordada desde hace meses y que tiene como motor a La Cámpora, pero que cambió de connotación por el impacto de la causa originada en los cuadernos de las coimas. Todo indica que será centralmente una expresión de apoyo cerrado a la ex presidente.
El viernes por la noche, se daba por descontada la presencia de Moyano. Es un dato político que se anuda con otro anotado a principios de este mes: la foto en el camping del sindicato de los mecánicos, junto al secretario general del gremio y anfitrión, Ricardo Pignanelli.
Aquella primera exposición pública había sido enmarcada por el inicio de la causa sobre la corrupción en la obra pública. Moyano llegaba con sus propias preocupaciones judiciales. Los dos, además, escalaban en la dureza contra la gestión de Mauricio Macri.
Moyano primero debió desandar el camino que lo había colocado entre los dirigentes gremiales de relación privilegiada con el Gobierno. La ruptura de esos puentes tuvo expresión en el terreno sindical: rearmó alianzas con los sectores más duros de la CGT, recompuso también fuera de ese circuito con las dos CTA, aceptó relacionarse con algunos movimientos sociales y últimamente, trabajó para construir o reconstruir puentes con grandes gremios industriales, concentrado otra vez en la interna cegetista.
Sus necesidades tácticas de ampliar el tejido de alianzas para dar batalla frente a un cuadro judicial inquietante, y enfrentado abiertamente con el Gobierno, lo cruzaron otra vez con la ex presidente. Hubo trabajo de primeras y segundas líneas para acercar posiciones. Moyano habilitó todos sus canales y después el ritmo creciente surgió de las oficinas de la ex presidente.
En el pasado acto en el Smata se vieron algunas de las cartas jugadas. La ex presidente compartió allí un almuerzo y sobremesa de más de dos horas primero con el dueño de casa, que también hace rato amplió su distancia con Macri, y luego con Moyano y Omar Plaini. El dirigente del gremio de los canillitas fue central en esa parte del armado, que llevó su tiempo. Solo la participación de Fernández de Kirchner en el seminario sindical de los mecánicos había llevado más de un mes de contactos previos.
Hubo otros tejedores por afuera del ámbito sindical. Desde La Cámpora ya habían trabajado con Pablo Moyano para converger en actos públicos. No era fácil, porque la agrupación que responde a Máximo Kirchner y los camioneros se habían cruzado fuerte aún en medio de esta recomposición: debieron tomar distancia en las calles.
Otros canales de contactos fueron trabajados por operadores políticos con tradición en el peronismo y por dirigentes de movimientos sociales, dos de ellos –uno del PJ y otro relacionado a las organizaciones piqueteras- con buena y frecuente llegada a Francisco. De allí que hayan circulado versiones sobre un reservado gesto papal a favor de la confluencia.
Más allá de quiénes se atribuyan algún papel en esta historia, lo cierto es que la reconstrucción de los vínculos parece alentada por necesidades que colocan en segundo plano o desconsideran las cuestiones de imagen.
Computan, claro, las estructuras de presión y el poder de movilización. El kirchnerismo suma –coyunturalmente, porque nada asegura el largo plazo- un socio sindical más potente que los sectores aliados, como las CTA. Constituye una señal fuerte hacia el Gobierno y también potencia su lado flaco: difícil suponer qué podría sumar la alianza con Moyano como postal política.
Resulta claro, por supuesto, que estos movimientos se acentúan en medio de un cambio significativo de Cristina Kirchner. El impacto de la causa por las coimas produjo o precipitó la decisión de romper el silencio. La mayor exposición se dio en el Congreso. Y agregó un dato: fue muy dura con Macri y también con los sectores del PJ agrupados alrededor de los gobernadores.
La defensa en el Senado no hizo eje en el plano jurídico, ni siquiera para discutir el tema central de esa sesión –el allanamiento de sus domicilios-, sino que expuso un quiebre con su estrategia de bajo perfil y de mensajes –en general, por las redes- sino light apenas irónicos. Ese había sido también el núcleo de su cuidada planificación electoral del año pasado, condimentada levemente por algunos actos y unas pocas entrevistas.
Sentada en su banca, a mitad de semana, volvió al tono áspero y al discurso cerrado, casi podría decirse dirigido sólo a su propio sector.
Moyano, en tanto, se prepara para una nueva ofensiva en territorio interno del sindicalismo. Desacomodado y disgustado por la falta de solidaridades cuando surgieron las primeras causas que lo complican, se colocó casi afuera de la CGT, para después volver a la batalla por espacios en la conducción frente a un triunvirato con mandato extendido pero a la vez inestable. La semana que viene podría jugarse una partida fuerte, con todas las piezas gremiales sobre el tablero cegetsita. ¿Las disidencias se pueden transformar en fractura? Final abierto.
El jefe de los camioneros registra entre sus socios a dirigentes sindicales alineados con el kirchnerismo. La ex presidente tal vez cuente con una estructura nada desdeñable y de escala nacional –los camioneros- para su propia disputa hacia el interior del peronismo. Pero las necesidades se amalgaman también frente a la Justicia.