Cruje toda la política: arrancó el año electoral

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Nada es en blanco y negro, son señales matizadas. El peronismo sacudió el tablero con una imagen de unidad amplísima –kirchneristas, massistas y federales juntos- y apenas seis días después dio un nuevo mensaje de diferenciación y disputa, con eje en los gobernadores. El oficialismo registró un salto de tensión interna el fin de semana y en estas horas suma gestos y contactos para encarrilar sus discusiones domésticas, algunas de arrastre y otras vinculadas a la estrategia para 2019. Ninguna de estas historias está liquidada: en todo caso, anticipan nuevas entregas. El año electoral empezó a correr.

Difícil encontrar un único hilván para el conjunto de movimientos a la vista y también insinuados. Pero podrían aceptarse algunos puntos en común. Uno de ellos sería la confluencia peronista en Diputados, que logró dejar al oficialismo sin un asiento en el Consejo de la Magistratura. Eso le dio otra dimensión al posterior encuentro ampliado de gobernadores del PJ, heterogéneo pero orientado a afirmar un polo propio frente al kirchnerismo. Y el mismo episodio repuso la discusión interna en Cambiemos.

Otro punto es el adelantamiento de elecciones provinciales -desenganchadas así de la competencia nacional- que ya es una tendencia con expresión concreta. Buena parte de los jefes provinciales del PJ lo tienen en sus planes, como se verá, y algunos ya le pusieron fecha. En el Gobierno dicen que eso no altera su estrategia, atada a tiempos más vinculados a la evolución de la economía. De todos modos, la cuestión es contemplada en el laboratorio electoral y en los casos propios, el foco está puesto en Buenos Aires. Recién hacia finales del verano podría haber definiciones.

Los ritmos no son uniformes. El término unidad tiene diferentes interpretaciones en el peronismo, que en menos de una semana puso en crisis el gesto conjunto realizado en Diputados y celebrado especialmente en el círculo de Cristina Fernández de Kirchner. Es cierto, como se encargan de aclarar sus organizadores, que el encuentro de gobernadores estaba previsto antes de ese episodio, pero también lo es que el mensaje contempló expresamente la necesidad de mostrar distancia de un conglomerado liderado de hecho por el kirchnerismo duro.

El PJ federal o alternativo –»Alternativa federal», según la marca que buscan registrar- se mostró esta vez con mayor presencia «territorial». La primera entrega había estado restringida a dos gobernadores, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti, y a Sergio Massa y Miguel Angel Pichetto. La última, esta semana, amplió la mesa a otros seis gobernadores propios y a un «extrapartidario», gesto éste que pretenden ampliar en la próxima convocatoria, antes de fin de diciembre, según se dejó trascender.

El bloque, por supuesto, no es homogéneo, ni medido en relación con el modo de plantarse ante Mauricio Macri, ni por las concepciones de unidad y las necesidades propias en cada distrito. El documento, en cambio, y aún moderado por los asistentes a la Casa de Entre Ríos, busca marcar su franja de acción: habla del «ciclo cumplido del pasado», en referencia a CFK, y del «fracaso» de la gestión macrista.

De allí en más, hay definiciones y necesidades propias que exponen grises. Urtubey, que no acompañó la jugada de la Magistratura, se mostró opuesto a cualquier tipo de acuerdo con la ex presidente, ni siquiera para definir la pelea en una interna. Schiaretti, enfrentado fuertemente al radicalismo en su provincia –y en particular, a Mario Negri- sí fue activo en aquella movida, pero también descartaría cualquier forma de primaria. Como otros, cree que ese sería tema para un posible balotaje.

Entre quienes se sumaron a la nueva foto también hay matices. Juan Manzur, que ya había pasado facturas por su exclusión en la primera y más restringida cita, enfrenta una dura batalla con José Alperovich, por la gobernación. Necesita restarle sustento a su predecesor, que en buena medida reporta a la ex presidente, y es menos severo en la selección para su idea de unidad. Otros, como el chubutense Mariano Arcioni, tiene una disputa frontal con el kirchnerismo, que jugó fuerte para frenar el adelantamiento de elecciones.

Hay más en materia de intereses y necesidades. El entrerriano Gustavo Bordet, anfitrión del encuentro, y el chaqueño Domingo Peppo han trabajado intensamente en lo que va de sus gestiones para afirmarse como jefes partidarios en sus provincias, pero incluso a nivel legislativo y de intendencias deben buscar un modo de convivencia política con sectores kirchneristas. El riojano Sergio Casas enfrenta además un fuerte desafío radical y la fueguina Rosana Bertone, un cuadro de fragmentación política agudo muy difícil de manejar.

La idea del PJ federal es, con todo, ampliar la conocatoria. Los posibles nuevos integrantes de la propuesta «alternativa» también expresan juego individual. El sanjuanino Sergio Uñac suele hablar de unidad amplia, mientras se encamina a un comicio anticipado para mantener la gobernación. La catamarqueña Lucía Corpacci ha dado señales de sumarse, pero se mueve siempre en las cercanías del kirchnerismo.

Como se ve en algunos casos y en otros se insinúa, el movimiento puede ser táctico o más de fondo. Y busca atraer adhesiones por afuera del PJ, como ocurre con el misionero Hugo Passalacqua y el santiagueño Gerardo Zamora. En común, el espacio es un armado político con peso propio, que transcurrido el verano tendrá que definir como se expresa electoralmente a nivel nacional.

El adelantamiento de elecciones genera preocupación y malestar en el kirchnerismo duro.

¿Es una tema menor para el macrismo? Fuentes del Gobierno dicen que no alteraría sensiblemente sus planes, aunque pueda ofrecer, según imaginan en el PJ, una sucesión de triunfos locales que vayan animando la disputa nacional.

No sería esa la única cuestión para Cambiemos. El cruce de la UCR con el macrismo –en rigor, con el círculo más próximo al Presidente- tuvo como cortinado de fondo la pérdida de una plaza en el Consejo de la Magistratura, pero habría condensado otros elementos de arrastre, entre ellos la definición de una estrategia más integral frente a las distintas vertientes del peronismo.

No está en discusión el eje de las reelecciones de Macri, de María Eugenia Vidal y de Horacio Rodríguez Larreta. En la UCR dicen que debería actuarse en espejo en el resto de los distritos, respetando las posiciones del socio de mayor peso local. El punto es que la disputa en algunas provincias sería con gobernadores peronistas considerados clave para los acuerdos que permitieron coronar objetivos vitales, como la aprobación del Presupuesto.

La disputa por la Magistratura expresó que los jefes provinciales del PJ, en general, no consideran esa convivencia política un factor inhibidor de la pelea más amplia por el poder. La cuestión sería si la línea es cruzada sólo por uno de los actores.

Fuentes del oficialismo dicen que ninguno de los puentes entre los principales socios de Cambiemos está dañado de gravedad. El propio Macri anotó algunas líneas en el mensaje más amplio de distensión. El tema, con todo, no parece agotado. Otra tarea para el verano.

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