El ministro no detalló cuándo ocurrió esa operación.
Cuba produce apenas el 32% del combustible que consume con el fin de generar energía. El restante 68% debe importarlo, principalmente de Venezuela, lo cual se complicó por las sanciones que Estados Unidos le impuso desde mediados de 2019 y que le impiden asegurarse un abastecimiento fluido de petróleo.
«Tuvimos que tomar muchas decisiones para poder garantizar el suministro de combustible», dijo el ministro, quien explicó que septiembre de 2019 fue el período más difícil para la isla en ese aspecto.
Estados Unidos culpa a Cuba de ser el sostén militar y represivo del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. La Habana lo niega, pero mantiene su apoyo incondicional a su principal aliado político.
Rodríguez añadió que el embargo impuesto por Estados Unidos a la isla desde 1962 y reforzado por el gobierno de Donald Trump, tiene fuerte impacto en la vida cotidiana, sobre todo para el transporte y el funcionamiento de la economía.
«Recientemente teníamos comprados dos aviones para la transportación aérea», precisó el ministro, pero el vendedor rompió el contrato por temor a la aplicación de una ley que sanciona a firmas extranjeras que haga negocios en la isla con bienes nacionalizados por la revolución de Fidel Castro.
La ley, conocida como Helms- Burton, fue reactivada el año pasado por Trump. Debido a esa misma ley, una «importante compañía internacional» canceló las inversiones de modernización de aeropuertos cubanos, detalló el ministro Rodríguez.
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