El mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, se declaró este jueves en contra de la campaña “Quédate en casa” porque, a su juicio, destruiría la economía nicaragüense que se ha contraído en los dos últimos años y que es mayoritariamente informal.
Durante un discurso transmitido por cadena obligada de radio y televisión en ocasión del Día Internacional de los Trabajadores, el mandatario calificó de “medidas extremas” y “radicales” el confinamiento y la suspensión de vuelos internacionales.
“El quédate en casa, destruye el país. Por esa vía se destruye el país”, argumentó Ortega, quien también esgrimió razones políticas.
Razones políticas
Según el mandatario, quienes en Nicaragua piden medidas de confinamiento son los mismos que se levantaron contra su Gobierno en abril de 2018 tras una controvertida reforma a la seguridad social y que dejó cientos de muertos, detenidos, heridos y decenas de miles en el exilio.
“Son los mismos que quisieron hundir al país en 2018. Son los mismos que se aprovechan de cada situación. Se quieren aprovechar ahora de la epidemia para hundir al país”, acusó.
Diversos sectores nicaragüenses, incluyendo de la oposición, han hecho llamados a quedarse en casa con el fin de aplanar la curva de contagios del COVID-19.
Según Ortega, Nicaragua necesita encontrar un punto de equilibrio para enfrentar la pandemia del coronavirus, y llamó a “guardar las normas” que orientan las autoridades de Salud “hasta que salga una vacuna”.
Explicó que Nicaragua no ha prohibido la llegada de los vuelos internacionales, pero como las aerolíneas han suspendido sus vuelos, “lógicamente tenemos que sumarnos a esas medidas”.
Nicaragua, sostuvo, ha propuesto que todo viajero que quiera ingresar por la terminal aérea de Managua presente un certificado con una prueba negativa de COVID-19 y luego someterse a otra en el país.
Aseguró que esa es una exigencia de los países desarrollados, entre los que mencionó a Estados Unidos, los cuales, dijo, no aceptan la reciprocidad.
Contó que Nicaragua recibió recientemente a 70 nicaragüenses deportados de Estados Unidos, a quienes no les hicieron el test.
Mantendrán “actividades normales”
Ortega dijo que su Gobierno mantendrá “las actividades normales”, guardando sí las recomendaciones de las autoridades de Salud, como el distanciamiento social y el lavado de manos, “sin caer en medidas extremas, radicales, que harían matar al país”.
Aseguró que han comenzado una campaña para desinfectar mercados populares, parques, terminales de autobuses, transporte urbano colectivo y taxis, entre otros.
Observó que Nicaragua, desde que fue declarada la pandemia, sólo registra 14 casos confirmados, con 4 fallecidos, y que le han dado seguimiento a 162 personas. Luego mencionó que desde el 11 de marzo pasado a la fecha han muerto 2.833 personas en el país, pero sólo 4 por COVID-19.
El Gobierno decidió tomar medidas de prevención después de 41 días que se confirmara el primer caso de coronavirus y luego de que aumentaron los informes no oficiales sobre personas que sufren o han muerto por el padecimiento.
La decisión de Ortega, cuya Administración sostiene que “no hay transmisión local comunitaria”, llegó luego de insistentes llamados del Comité Científico Multidisciplinario y de la Asociación Médica Nicaragüense, que aglutinan a los médicos más prestigiosos del país.
El manejo de la pandemia por parte de Ortega ha causado preocupación en entidades como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), en tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) lo ven como violaciones a los derechos humanos.