«Black Adam», la nueva propuesta cinematográfica del Universo extendido de DC en la que Dwayne «The Rock» Johnson se pone el traje de superhéroe, se estrena este jueves en salas con un fuerte énfasis en secuencias de acción, efectos especiales de gran escala y su holgado presupuesto, que busca instalar una nueva serie de películas y renovar la franquicia.
Casi 5 mil años después de obtener los poderes supremos de los antiguos dioses y ser encarcelado por rebelarse, Black Adam (Johnson) se libera de su tumba para desatar su peculiar forma de justicia en el mundo moderno.
Dirigida por Jaume Collet-Serra, que ya trabajó con Johnson en «Jungle Cruise» (2021), el largometraje fue escrito por Adam Sztykiel, Rory Haines y Sohrab Noshirvani, basada en los personajes de DC creados por Bill Parker y C.C. Beck.
«The Rock», que recientemente cumplió 50 años y es también productor de la película, había firmado hace casi una década para ser parte del universo DC y finalmente concreta su aparición en el mundo de los superhéroes, es el centro de atención en casi la totalidad de la película y su carisma prevalece, a pesar de encarnar un personaje taciturno y ser un pez fuera del agua, al estilo de Arnold Schwarzenegger en «Terminator».
Indudablemente ideal para el personaje, Johnson fue mencionado para ese papel desde 2004 y debe, en su rol, rescatar y regresar a sus días de gloria al antiguo reino de Kahndaq, floreciente antaño y caído a un estatus tercermundista bajo la ocupación militar de una potencia, que le dan a la película una aproximación política extraña para el género que transita.
La producción de 200 millones de dólares, que se puede destacar especialmente proyectada en una pantalla de cine y estará en salas durante 45 días hasta aparecer en la plataforma de HBO Max, se enfoca en una historia épica de ciencia ficción y acción sin momentos, prácticamente, orientados a un espectáculo prescindente de los grandilocuentes artificios en los que se sostiene.
Los diálogos son escasos o explicativos y la narrativa descansa muchas veces en fragmentos que inundan al espectador con información sobre el background del universo del personaje, con motivaciones o desarrollo de personaje nulos, por lo que la pantalla cede lugar a las grandes explosiones durante la mayor parte de las dos horas de película.
El espectáculo de escala épica se apoya en los efectos visuales, de constante presencia, y es el elemento más preponderante del filme más allá de la presencia de Johnson, con un ritmo más llevado por la acción que una cinta de Michael Bay.
Por otra parte, la película presenta a la Sociedad de la Justicia, un grupo de superhéroes de DC en el que se introduce, entre otros, a El Doctor Destino, interpretado por Pierce Brosnan, una de las mejores variables del filme.
Las esmeradas escenas de acción no son suficientes para redondear una buena historia, pero está claro que lo importante en esta película es instalar un primer filme con un nuevo personaje para desarrollar en más entregas, en las que seguramente siga desplegándose el espectáculo visual de su demorada historia de origen.
Fuente: telam