Así surgió del nuevo informe trimestral de la AFIP, con datos de la Dirección Nacional de Investigaciones y Análisis Fiscal, el cual dio cuenta de que a fines de septiembre la legión de trabajadores registrados por el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones se componía de 6,7 millones de dependientes y poco más de 1,5 millones de cuentapropistas.
En el primer caso, la estadística mostró un incremento de 5,5% en comparación con el año anterior, sustentado tanto en el crecimiento de la actividad económica en su conjunto como en la tarea de fiscalización de la AFIP, destinada a combatir el empleo en negro.
Mientras que en el segundo, la tasa de expansión de la masa de ocupados en forma independiente fue de 6,4%, reflejando una desaceleración en comparación con los trimestres previos, cuando la brecha con la suba de los asalariados se había ampliado a cuatro puntos porcentuales en el segundo y a 2,3 en el primero.
En términos absolutos, la serie de los empleados en blanco reflejó que por cada 4 nuevos puestos asalariados se generó 1 en forma particular, es decir, explicaron el 20,6% de la creación de empleos netos. Esa proporción superó en más de dos puntos porcentuales a la participación que los autónomos y monotributistas acusan en la estadística del SIJyP.
De este modo, según la fuente oficial, se quebró el círculo virtuoso que tuvo lugar en todo 2010, porque entonces en los cuatro períodos el empleo en relación de dependencia se elevó a mayor ritmo que el cuentapropismo y alcanzó una brecha máxima de 6,5 puntos porcentuales entre abril y junio.
Esto ya había sido detectado por un reciente estudio del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la UCES, el cual daba cuenta de un inquietante retorno a la precariedad laboral en casi la mitad de los aglomerados relevados por la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.