El fastidio que le generan a Guillermo Barros Schelotto los refuerzos que elige Daniel Angelici

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El arribo de Cristian Espinoza , Edwin Cardona y Ramón Ábila confirman una tendencia; en Boca , la mayoría de las incorporaciones las decide la dirigencia y no el cuerpo técnico. Y no es un dato menor, ya que ayer fue un día en donde el Whatsapp de Guillermo Barros Schelotto sacaba humo por estas cuestiones. ¿Por qué? El Mellizo viene de salir campeón, pero ni así se asegura que el presidente le de prioridad a sus pedidos en mate-ria de refuerzos.

Esta situación no es nueva. Cada seis meses, cuando se abre el libro de pases en el fútbol argentino, el accionar xeneize es observado con recelo. Las miradas están puestas en lo que pide el entrenador de turno y, al fin y al cabo, lo que termina incorporan-do el club.

En ese ida y vuelta entre el cuerpo técnico y la dirigencia, que hoy protagonizan Guillermo Barros Schelotto y Daniel Angelici en el momento de mayor incomunicación, ¿quién termina eligiendo a los refuerzos? ¿Es el DT el que impone sus necesidades para el equipo o el presidente, que a la vez tiene la obligación de man-tener en equilibro las finanzas de la entidad y puede, además, tener ase-sores que le hablen de los futbolistas más allá de los gustos ocasionales de los entrenadores?

El relevamiento de los tres mercados de pases que tuvo hasta aquí el cuerpo técnico que comandan los Mellizos evidencia que es la dirigencia quien decide la mayoría de las incorporaciones. De los 14 refuerzos que llegaron a Boca desde marzo de 2016, apenas cinco fueron solicitados expresamente por Guillermo y Gustavo. Los demás, aún cuando los DT dieron el «ok» final a cada transacción, fueron sugeridos por los directivos, o incluso acuerdos personales de Angelici, el único con real poder de decisión. La brecha será aún más amplia si se termina de confirmar el arribo de Ramón Ábila. «Wanchope me gusta. Es un jugador al que quiero yo», expresó en una de sus tantas giras mediáticas el presidente.

Más allá de las cualidades que pueda tener como centro delantero, el cada vez más probable desembarco del ex Huracán generará un foco de conflicto innecesario en una zona en la cual Boca tiene todo resuelto. Con Wanchope «peleando un lugar» no sólo tendrán más presión Darío Benedetto y Walter Bou, que hasta aquí dieron pruebas suficientes de estar a la altura de ese puesto, sino que astilla las ilusiones del juvenil Marcelo Torres, que demostró sus condiciones en el Mundial Sub 20 y soñaba con tener una oportunidad.

Incluso, ante este escenario, resulta razonable la partida de Facundo Colidio, la promesa de la quinta división, a Inter (se hizo los estudios médicos anteayer y se incorporaría al club de Milán en enero próximo, a cambio de 6.000.000 de euros). Algo similar ocurre con las llegadas de Cristian Espinoza y Edwin Cardona, ambos a préstamo por un año y con opciones de compra millonarias, imposibles de pagar para entidades argentinas (cerca de 15.000.000 de euros por cada uno). Las dos operaciones se realizaron pese a que el cuerpo técnico no los había solicitado. En la revisión médica, al hombre de Villarreal le detectaron una periostitis tibial que el jugador arrastra desde 2015, he-cho que despertó dudas dentro del cuerpo técnico y médico.

Sin embargo, cuando la transacción entró en una nebulosa, Angelici y Fernando Roig, presidente del club español, anunciaron que el préstamo se hacía igual. En tanto, Cardona llega con buenos pergaminos de sus actuaciones dentro del campo de juego, pero también con un signo de interrogación en cuanto a su disciplina: Antonio Mohamed, DT de Monterrey, lo elogió pero también decidió prescindir de sus servicios. En un par de ocasiones, el técnico lo acusó de «irresponsable»: «Juega como vive», resumió el Turco. En el medio, los Barros Schelotto lamentan sobremanera que la dirigencia haya decidido no retener a Ricardo Centurión, y consideran que, para el armado del equipo, su partida es peor que la de Carlos Tevez.

Esto no es algo que sólo ocurra en la actualidad. Cuando hace un año Guillermo pidió abiertamente a Agustín Marchesín, Paolo Goltz, Guido Pizarro y Guido Carrillo, la dirigencia retrucó con Axel Werner, Santiago Vergini, Sebastián Pérez, Wilmar Barrios y Nazareno Solís. En cambio, ambas partes no dudaron en pagar 5.000.000 de dólares (en cuotas) cuando Darío Benedetto fue ofrecido por Christian Bragarnik, su representante. Los únicos de aquella lista que figuraban desde el primer día en la lista de refuerzos de los Barros Schelotto, y que finalmente se sumaron al plantel xeneize, fueron Fernando Zuqui, Ricardo Centurión y Walter Bou.

En el receso del último verano, con Guillermo Sara lesionado y sólo con Werner como arquero, Barros Schelotto fue a la carga por un guardavalla de jerarquía. Pidió a Mariano Andújar, y le contraofertaron con Agustín Rossi, un hombre al que los Mellizos ya tenían en el radar desde su etapa en Lanús y por el que finalmente levantaron el pulgar. Además, llegó Oscar Junior Benítez, otro hombre solicitado por el cuerpo técnico.

Hace unas semanas, una vez que la vuelta olímpica quedó atrás, los Mellizos se plantaron en un nombre: Paolo Goltz. Ese pequeño duelo terminó en victoria para los entrenadores, que lograron torcerle el brazo a una dirigencia a la que no le convence la idea de sumar futbolistas mayores de 30 años y que prefiere hacer foco en incorporaciones jóvenes, que traigan a la vez una buena capacidad de reventa.

La llegada de Ábila, de excelente relación con Carlos Tevez (con quien además comparte de representante a Adrián Ruocco), será una pulsea-da más ganada por Angelici, que ya impuso sus intenciones hace un año, cuando decidió la incorporación de los colombianos Pérez y Barrios, dos futbolistas que los Mellizos tampoco habían pedido, y a los que práctica-mente no tuvieron en cuenta. Por necesidad, y por el enorme mérito de no bajar nunca los brazos, finalmente Barrios se ganó un lugar entre los titulares.

Los recientes desembarcos de Cristian Espinoza y Edwin Cardona no hacen más que confirmar esa tendencia: aún cuando termina habiendo consenso de ambas partes, dos de cada tres futbolistas que se sumaron al Boca de los Mellizos fueron nombres que inicialmente fueron promovidos desde la cúpula dirigencial.

El detalle de las, hasta ahora, 14 incorporaciones que realizó Boca desde que Guillermo y Gustavo Barros Schelotto están al frente del plantel del club de la Ribera. Asumieron el 1° de marzo de 2016 en reemplazo de Arruabarrena.

Pedidos por el cuerpo técnico

Fernando Zuqui. Fue una de las prioridades hace un año, pero apenas jugó.

Walter Bou. Apuesta grande de los DT. El delantero rindió muy bien.

Ricardo Centurión. Pieza clave en la estructura futbolística de los Mellizos.

Oscar Junior Benitez. Llegó fuera de estado. Su mejor versión está por verse.

Paolo Goltz. El DT se lo pidió 3 veces, hasta que Angelici le dio el gusto.

Nombres del dirigente

Santiago Vergini. Llegó hace un año, ante la imposibilidad de traer a Goltz.

Nazareno Solís. Fue comprado como inversión a futuro. Jugó poco.

Sebastián Pérez. Llegó campeón de América y casi no fue utilizado.

Wilmar Barrios. Fue considerado por necesidad y se ganó la titularidad.

Axel Werner. Llegó ante la imposibilidad de sumar a Agustín Marchesín.

Agustín Rossi. El plan B tras la frustrado arribo de Mariano Andújar.

Cristian Espinoza. Un acuerdo entre Angelici y Roig, presidente de Villarreal.

Edwin Cardona. Se lo ofrecieron a Angelici, vio videos y le gustó.

Ramón Ábila. Los Mellizos no lo pidieron. «Me gusta a mí», dijo Angelici. el Nº 9 que querían los dos

Darío Benedetto. Ni el cuerpo técnico ni la CD dudaron cuando acercaron su nombre. El Pipa pagó su inversión (5.000.000 de dólares) a puro gol: 23 en 30 partidos.

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