Miembros de la Administración del presidente Joe Biden trataron el domingo de disipar la idea de los republicanos de que el paquete de ayuda para la pandemia de 1,9 billones es demasiado caro en una reunión con legisladores republicanos y demócratas, algunos de los cuales presionaron para reducir el presupuesto del plan y centrarlo en la distribución de vacunas.
Los legisladores de ambos partidos dijeron que estaban de acuerdo en que la distribución de la vacuna COVID-19 a los estadounidenses debía ser una prioridad, pero algunos republicanos se opusieron a una cantidad tan elevada de dinero sólo un mes después de que el Congreso aprobara un proyecto de ayudas de 900.000 millones de dólares.
“Parece prematuro considerar un paquete de este tamaño y alcance”, dijo la senadora republicana Susan Collins, que participó en la llamada con Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, y otros altos colaboradores de Biden. Collins añadió que estaba de acuerdo en que se necesitaba financiación adicional para la distribución de vacunas, pero en un proyecto de ley “más limitado”, y que planeaba discutir tal iniciativa con otros legisladores.
El senador Dick Durbin, el segundo demócrata del Senado, dijo que la llamada puso de manifiesto que controlar la propagación de la pandemia es la principal prioridad de Biden. “No podemos esperar”, dijo a los periodistas la vicesecretaria principal de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. “El hecho de que Washington se haya atascado antes no significa que tenga que seguir atascado”.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, y su homólogo demócrata, Chuck Schumer (Reuters)La Casa Blanca no proporcionó una transcripción de la llamada, pero Jared Bernstein, miembro del Consejo de Asesores Económicos de Biden, dijo después a la CNN que los 900.000 millones de dólares de ayuda aprobados a finales de 2020 solo ayudarían durante “un mes o dos”.
Aunque el Congreso ya ha autorizado cuatro billones de dólares como respuesta a la pandemia, la Casa Blanca mantiene que los 1,9 billones adicionales son necesarios para cubrir los costes de la respuesta al virus y proporcionar mayores prestaciones por desempleo y pagos a los hogares.
La pandemia de COVID-19 ha acabado con la vida de más de 417.000 estadounidenses, ha dejado sin trabajo a millones de personas y contagiado a más de 175.000 estadounidenses al día.
Biden, que asumió el cargo el miércoles, hizo campaña con la promesa de tomar medidas agresivas contra la pandemia. La Administración Trump se quedó muy atrás en su objetivo de vacunar a 20 millones de estadounidenses para finales de 2020 y, según el nuevo gobierno, no dejó ningún plan sobre cómo distribuir la vacuna, afirmó el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain.
La semana pasada, Biden dijo estar listo para trabajar con ambos partidos en el Congreso para “avanzar rápidamente” en la adopción del paquete de medidas. Entre los decretos firmados la semana pasada, incluyó dos órdenes para aumentar la ayuda alimentaria, y reforzar los beneficios sociales de los trabajadores federales. “Uno de cada siete hogares en Estados Unidos, más de uno de cada cinco hogares negros y latinos, informa que no tienen suficiente comida para comer. Esto incluye a 30 millones de adultos y hasta 12 millones de niños”, dijo desde la Casa Blanca.
Con las escuelas cerradas por la pandemia, unos 12 millones de niños ya no reciben alimentos. Unas 600.000 personas perdieron sus trabajos docentes, según cifras oficiales.