Sucedió a los 26 minutos del encuentro de ida de los cuartos de final de la Champions League entre Manchester United y Barcelona: en una acción en la mitad de campo de Old Trafford, Chris Smalling saltó a destiempo y golpeó a Lionel Messi, quien quedó tendido en el piso, sangrando y con rasguños y hematomas en la nariz y el ojo izquierdo. Una imagen que asustó a los fanáticos, más allá de que el delantero argentino, de 31 años, se repuso y regresó al juego.
El mediocampista londinense, de 29 años, intentó imponerse en el juego aéreo ante Messi, pero terminó cometiéndole infracción. En su descenso, desestavilizado, con los brazos abiertos, Smalling golpeó con la mano en el rostro al atacante, y también lo arañó. El árbitro Gianluca Rocchi sancionó la falta, pero la Pulga quedó arrodillado en el césped. Las cámaras captaron que Messi sangraba de la nariz e intentaba recuperarse, visiblemente afectado. Le acercaron un apósito, para frenar la hemorragia, mientras sus compañeros y rivales lo rodearon, preocupados por su estado.
El rosarino debió abandonar el campo de juego, para que terminaran de hacerle las curaciones. Y retornó a la acción cinco minutos después del incidente.
Messi había sido protagonista de la primera gran acción del encuentro: a los 12 minutos, controló una pelota en el área y, casi sin recorrido, envió un centro preciso para que su socio y amigo Luis Suárez firmara el 1-0 para Barcelona -Shaw fue quien terminó introduciendo el balón en el arco-. La jugada tuvo suspenso porque el juez asistente levantó la bandera; sin embargo, el VAR comprobó que el uruguayo se hallaba habilitado y convalidó el gol.
Luego del susto, hasta el final de la primera parte, Messi no perdió la vivacidad, más allá de que coincidió con el mejor momento de los Diablos Rojos, que a partir de centros consiguieron inquietar al Barcelona.