El «impuesto a la menstruación”, el reclamo menos esperado del paro de mujeres

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Ya hay 43 países que participarán del «Paro internacional de mujeres» el próximo miércoles. Más allá de las diferencias culturales, habrá entre esas millones de mujeres reclamos esperables: políticas para evitar los femicidios y las muertes por abortos a escondidas, que las mujeres ganen lo mismo que los varones o que se reconozca el impacto del trabajo que se hace en casa y que no se cobra. Sin embargo, hay otro reclamo que ya llegó a Nueva York y viene volando bajito en Argentina: la eliminación del «impuesto a la menstruación».

«La menstruación es considerada el último tabú: se habla mucho de temas controversiales como el aborto, la educación sexual en los colegios o de las mujeres que no quieren ser madres, pero la menstruación sigue siendo eso que de chica te enseñaron a esconder», dice a Infobae Agostina Mileo, comunicadora científica y editora de Economía Femini(s)ta. Las redes sociales y las publicidades dan cuenta de ese tabú: hace dos años, una paquistaní subió fotos de una chica que tenía el pijama y las sábanas manchadas y se ganó la censura de Instagram. Las publicidades -año 2017- siguen mostrando la menstruación como un chorrito azul y a mujeres indispuestas luciendo, chochas, pantalones blancos.

El fundamento de la campaña argentina #MenstruAcción es que una mujer necesita entre 700 y 1.000 pesos al año para comprar toallitas y tampones. «Eso significa que quienes no pueden comprarlos sienten vergüenza de mancharse en el colegio, faltan y en algunos casos terminan abandonando su educación», sigue Mileo. Un informe de Unicef avala lo que dice: no poder comprar esos productos «produce un ausentismo de un 10% a un 20% del tiempo escolar, las niñas se retrasan en su aprendizaje, lo que podría ser el primer paso antes de abandonar la escuela».

Quien mostró el impacto del tema en el mundo fue Diana Sierra, una diseñadora industrial colombiana que viajó a Uganda y se encontró con que las nenas se ponían paja seca en las bombachas o pedazos de tela gruesa para poder ir al colegio. Como caminaban muchos kilómetros para llegar, terminaban «muy lastimadas y con llagas muy dolorosas entre las piernas», cuenta a Infobae. Sierra diseñó para ellas unas bombachas reutilizables –con una especie de bolsillo en el que pueden poner y sacar un paño o algodón- y pasó a ser considerada «la mujer que revolucionó la menstruación en África».

«No es sólo África –interrumpe-. Ahora estamos trabajando en el Amazonas y, como las niñas no pueden acceder a las toallas porque los comercios están lejos, usan pedazos de colchón, lavan y vuelven a usar las toallas o se dejan el tampón puesto por mucho tiempo. Todo eso es un problema grande a nivel salubridad porque aumenta el riesgo de infecciones. Nosotras, tú y yo, podemos comprar las toallas pero el del miércoles será un Paro internacional, ésto es lo que les pasa a muchas niñas y mujeres en el mundo y me resulta muy egoísta que sea considerado un tema menor».

El tema, rezagado en la lista de reclamos para la marcha del 8, trascendió las fronteras y llegó a Estados Unidos. Así, Nueva York acaba de aprobar una norma –»Stop the tampon tax» («Frenemos los impuestos a los tampones»)- que garantiza la entrega gratuita de toallitas y tampones en escuelas, cárceles y refugios de mujeres. En Inglaterra están camino a que todos esos productos sean libres de impuestos.

«Reclamamos que estos productos que estamos obligadas a usar sean considerados de primera necesidad y no paguen IVA. Hoy en Argentina seguimos pagando una multa por menstruar, pensemos que en el listado de Precios Cuidados hay una sola marca de toallitas», cierra Mileo. El eje de la campaña es que Argentina haga lo mismo que Nueva York y que las mujeres lleven productos de «gestión menstrual» al paro para hacer una colecta. El pedido, por ahora, no forma parte del documento con la lista de reclamos que están consensuando las organizaciones feministas.

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