El jefe del servicio de inteligencia exterior de Israel, David Barnea, afirmó este martes que su país debe garantizar que Irán no retome su programa nuclear, seis meses después de la ofensiva militar que dañó instalaciones atómicas iraníes y derivó en una guerra de doce días.
El funcionario sostuvo que, pese a los ataques, Teherán mantiene la intención de avanzar en capacidades nucleares y que Israel actuará para impedirlo.
“La idea de continuar desarrollando una bomba nuclear todavía late en sus corazones”, afirmó Barnea durante una ceremonia de entrega de premios a agentes del Mossad en Jerusalén.
En ese acto, agregó que Israel asume “la responsabilidad de asegurar que el proyecto nuclear, que ha sido gravemente dañado en estrecha cooperación con los estadounidenses, nunca vuelva a activarse”.
Las declaraciones se producen en un contexto de alta tensión regional, tras los ataques lanzados por Israel el 13 de junio contra objetivos estratégicos en Irán, incluidos sitios vinculados al programa nuclear. Aquella operación desencadenó un conflicto armado de casi dos semanas entre ambos países, al que se sumó Estados Unidos con bombardeos contra tres instalaciones nucleares iraníes.
Barnea, cuyo mandato al frente del Mossad concluye en junio de 2026, destacó el carácter sorpresivo de la ofensiva inicial y sugirió que reveló el alcance del trabajo de inteligencia israelí dentro de Irán.
Imagen satelital del complejo nuclear de Fordow, una de las instalaciones clave del programa de enriquecimiento iraní (REUTERS)
“El régimen de los ayatolás despertó en un instante para descubrir que Irán estaba completamente expuesto y penetrado”, declaró, en alusión a la capacidad de Israel para recopilar información sensible.
El jefe de inteligencia expresó además un marcado escepticismo frente a una salida diplomática.
“Irán cree que puede engañar al mundo una vez más e implementar otro mal acuerdo nuclear. No permitimos y no permitiremos que se concrete un mal acuerdo”, afirmó.
Sus palabras se refieren a los esfuerzos internacionales para negociar límites al programa nuclear iraní, un tema que ha dominado la agenda de seguridad global durante más de una década.
Las potencias occidentales han acusado de forma reiterada al régimen de Irán de buscar armas nucleares, mientras que Teherán ha negado esas acusaciones y sostiene que su programa tiene fines civiles.
En 2015, Irán firmó un acuerdo con Estados Unidos, Rusia, China y países europeos que imponía restricciones al enriquecimiento de uranio a cambio de un alivio de sanciones. Israel se opuso a ese pacto desde su inicio.
David Barnea defendió los ataques preventivos a instalaciones atómicas iraníes y mostró escepticismo ante posibles acuerdos internacionales con el régimen de Teherán (Europa Press)
Durante su primer mandato, el presidente estadounidense Donald Trump retiró a Washington del acuerdo en 2018. Este año, Irán y Estados Unidos retomaron conversaciones indirectas, con mediación de Omán, para explorar un nuevo entendimiento. Sin embargo, esas negociaciones quedaron suspendidas tras el inicio de los ataques israelíes de junio.
Trump ha afirmado en varias ocasiones que los bombardeos estadounidenses “destruyeron” el programa nuclear iraní.
El Pentágono indicó que los ataques retrasaron el desarrollo nuclear de Irán entre uno y dos años, una evaluación que contradijo un informe preliminar de inteligencia estadounidense citado por medios locales, según el cual el impacto habría sido de solo algunos meses.
Desde Teherán, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, rechazó esas afirmaciones. En declaraciones previas, respondió a Trump diciendo que debía “seguir soñando” si creía que el programa nuclear iraní había sido eliminado.
(Con información de AFP)
Fuente Infobae
