Los ecos de la conmovedora actuación Céline Dion en la noche de París no se acallan. La artista canadiense cerró la faraónica inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 que se desplegó sobre las calles, las plazas y el río de la Ciudad Luz. Pero el registro cualitativo y cuantitativo de luminarias deportivas, políticas y culturales presentes durante las más de cuatro horas de ceremonia quedaron eclipsadas ante la reaparición pública de Céline. Hacía más de cuatro años que no cantaba en vivo y pensó que nunca más lo iba a poder hacer, culpa del síndrome de la persona rígida (SPR), que afecta su sistema nervioso . Y esta referencia casi heroica, con mucho de espíritu olímpico, conmovió al mundo.
Enseguida, se encendió el pebetero olímpico en el Jardín de las Tullerías y los juegos quedaban oficialmente inaugurados. Por el cuerpo de Céline Dion circulaban todo tipo de emociones, que puso en palabras a modo de agradecimiento, y también de desahogo. “Me siento honrada de haber actuado esta noche para la Ceremonia de Apertura de París 2024, y llena de alegría de estar de vuelta en una de mis ciudades favoritas”, escribió la canadiense en su cuenta de Instagram. Y continuó elogiando a los verdaderos protagonistas de esta historia milenaria, de la que ella se robó el centro de escena por un rato.
Dion ilustró su texto con un trío de imágenes que resumían su actuación. En la primera, aparece sonriente, con el vestido perlado y el pelo recogido a lo Eva Perón, y formando un corazón con sus manos. La siguiente, muestra una captura de su participación, donde se la divisa bajo la inmensidad de la torre, al resguardo de los anillos olímpicos y con el imponente juego de luces láser. La última, refleja el amor de los fanáticos, ese que la acompañó desde que llegó a París y que la motorizó en este tiempo en el que pensó que nunca más iba a volver a cantar.