El obispo de Orán: «Hoy las mejores ofertas económicas y financieras las hace el narcotráfico»

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«Ahora que estamos en campaña electoral es bueno recordar que la democracia no es solo el derecho a votar».

«Hoy las mejores ofertas económicas y financieras las ofrece el narcotráfico».

«Hay que tener mucha convicción y mucha valentía para no dejarse seducir por el poder del caballero don dinero».

«El uso de nuestra tierra se lo deja liberado a los poderes económicos y financieros».

«En el Norte el trabajo en negro se naturalizó por la situación de indigencia de la gente».

«Más de la mitad de los habitantes de Orán vive en una crisis social estructural».

«Todos los sectores marginales están muy tomados por la droga».

«La pelea de pobres contra pobres por la distribución de drogas es lo más triste que nos está pasando».

«Los caciques culpan a los blancos que le traen la droga para que los jóvenes la trafiquen».

«Lo de la hermana Pelloni fue una declaración política».

«Aquí hay un sistema capitalista que está matando».

Cada una de esas definiciones puede ser un título. El que las pronuncia no es cualquiera, es uno de los obispos preferidos del papa Francisco. De hecho, el líder espiritual de los católicos nombró el 18 de mayo de 2018 a este sacerdote franciscano para conducir la diócesis de Orán, en la provincia de Salta.

Es una de las jurisdicciones eclesiásticas enclavadas en una de las zonas más carenciadas del país y cruzada por la violencia y el flagelo del narcotráfico.

Se llama Luis Antonio Scozzina. Tiene 68 años. Nació el 6 de mayo de 1951 en la ciudad santafesina de San Lorenzo.

Orán no solo es un distrito caliente por la situación social y económica –en Salta el 37,7% de los habitantes son pobres y la indigencia golpea al 5,9%, según los últimos datos difundidos por el INDEC- sino que el antecesor de Scozzina, el obispo Gustavo Zanchetta (quien era asesor del Papa) es investigado por los supuestos abusos sexuales durante su gestión en la diócesis salteña.

Monseñor Scozzina evita realizar referencias políticas directas. Sin embargo, cuando se lo incomoda con alguna pregunta sobre el tema, no se resguarda detrás de la sotana.

–¿Cómo califica al gobierno de Mauricio Macri?

–Cuando el eje público está puesto en lo económico estamos reduciendo el desarrollo humano. Y cuando vos abrís totalmente una economía a los capitales multinacionales, terminás en una propuesta de un país para unos pocos, responde con voz calma y templada.

Sus estudios eclesiásticos los realizó en el Colegio Máximo San José, de los jesuitas en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Eso lo puso en contacto con el entonces padre Jorge Bergoglio y forjaron una amistad que perdura.

«Todos queremos que el papa Francisco venga a la Argentina. Él también lo quiere. Esperemos que el año que viene, ya pasadas las elecciones, nos esté visitando», concuerda con otros miembros de la curia que se expresaron en el mismo sentido.

–¿De Rosario a Orán, imagino que fue para usted un cambio radical, no solo en lo geográfico, sino también por la realidad social y cultural de ambas ciudades?

–Es un tiempo suficiente para comenzar a comprender la realidad tan particular del Norte de nuestro país.

–¿Con qué realidad se encontró?

–Estuve casi 20 años en Rosario, en Santa Fe. Lo primero que impacta es el cambio cultural en todos los aspectos. Primeramente en lo religioso. La gente del norte es muy religiosa. La iglesia católica aquí es muy significativa para toda la gente. En Rosario, con un gobierno socialista, son otros los ámbitos de significación política de lo que se dice o no se dice. No tiene el mismo impacto lo que un obispo opine en Rosario como en Orán.

–Imagino que el tema del aborto en los dos lugares se vivió de manera muy diferente. Pañuelos verdes en Rosario y celestes en Salta.

–Sí. Es interesante cuando se dio la votación por el tema de la ley del aborto. Se opinó muy simplistamente sobre los diputados salteños que votaron en contra del aborto. Más allá de lo que piensa cada uno, esos votos no expresaron una influencia de la iglesia sobre ellos, como se dijo, sino la influencia que sobre los diputados ejerció el pueblo de Salta. Esos legisladores representaron el sentir de los hombres y mujeres del interior salteño.

–Que coincide también con la del gobernador Juan Manuel Urtubey.

–Sí, sí. Él también es político. Pero yo voy a que aquí cuenta mucho la experiencia religiosa de la gente del norte hasta tal punto que los políticos tienen muy presente el tema de los religioso a la hora de actuar.

Pobreza y pueblos originarios

A diferencia de otros pastores, el hombre del Papa en Orán decidió desde sus primeras semanas en la diócesis ponerse al frente de la lucha de los pueblos originarios por las tierras que ancestralmente le corresponden. O al menos visibilizar el tema de esos pueblos postergados y empobrecidos.

«En nuestro norte se da una inequidad social estratificada, naturalizada. Esto tiene que ver con la cultura y la historia de un sector social que quedó muy marginado. Entre esos sectores marginados, o no visibilizados, están las comunidades aborígenes, los pueblos originarios. Orán es la diócesis que tiene la mayor cantidad de comunidades aborígenes y etnias distintas. Allí la pobreza, está naturalizada. Por eso es más difícil hacer un planteo de reivindicación de los pueblos originarios. Aquí no está visibilizado el reconocimiento del derecho a la tierra que tienen los pueblos originarios por mandato de la reforma constitucional de 1994, que en agosto cumple 25 años. El consagrado derecho de los pueblos originarios, tiene que ver con el derecho al reconocimiento a su existencia y tiene consecuencias como el derecho a la tierra, a la propiedad comunitaria, a una salud digna, a la educación, al desarrollo humano integral. Esto tiene que ver con la cultura de los pueblos, y no de los manejos económicos de los más ricos, como propuso el Papa Francisco».

–Buena parte de esas carencias existen porque el Estado no les otorgó esos derechos constitucionales.

–Sí y que son derechos fundamentales. Por eso es un gran cuestionamiento a la democracia la imposibilidad de que todo el mundo viva con los derechos fundamentales. Existe en la problemática de la tierra la conflictividad entre criollos y pueblos originarios. Es un conflicto muy difícil de resolver porque también están los derechos de los campesinos pobres que ocupan el territorio que reclaman los pueblos originarios. Ahí se necesita una acción de gobierno muy clara para poder zanjar un conflicto que está presente. Ahora que estamos en campaña electoral es bueno recordar que la democracia no es solo el derecho a votar.

–Si hablamos de las tierras hay que mencionar que cada vez hay una mayor extranjerización. Las tierras están cada vez en menos manos.

–Sí, porque va unido a un proceso y a un modelo de desarrollo donde los grandes capitales son los que determinan el modelo de desarrollo. En una economía que se va abriendo totalmente a una inversión de capitales externos son condicionamientos, sin ningún criterio que regule una opción de desarrollo propio del país. El uso de nuestra tierra se lo deja liberado a los poderes económicos y financieros, y eso tiene repercusión directa con el derecho a la tierra, el derecho al trabajo y el derecho a un desarrollo humano integral.
«Bagayeros», narcotráfico y muerte.

El obispo de Orán no elude el tema del narcotráfico, al contrario, lo relatará de manera descarnada, sin embargo elige en primer lugar hablar del reclamo a las tierras de los pueblos originarios, en segundo lugar del conflicto generado con los «bagayeros» al imponer el gobierno nacional el nuevo régimen que permite que los residentes de Orán y Aguas Blancas que comercializan mercadería en pequeña escala constituirse en «micro importadores» registrados.

«El narcotráfico es una problemática global. No debemos criminalizar a determinados sectores sociales como por ejemplo se pretendió hacer con el fenómeno de los bagayeros en Orán. Ese es un conflicto aún no resuelto. El bagayeo es un modo de economía informal que se vive en la frontera y que tiene que ver con el fenómeno del comercio ilegal avalado por grandes compañías. La resolución de este conflicto no puede llegar desde el área de Seguridad. Esto tiene que ver con intereses de una economía global que maneja un volumen gigantesco de mercadería en la cual se incorporan quienes están sin trabajo o marginalizados. Acá no existe el trabajo formal. En el norte de nuestro país la mayor parte del trabajo es en negro. El trabajo informal también se naturalizó justamente por la situación de indigencia de la gente. Alguien, para comer, acepta el trabajo informal y en ese marco se da lo del bagayeo. Dentro de este conflicto se quiere incluir el tema del narcotráfico, pero ese es un problema de otra índole».

–Imagino que lo dice por los dichos de la ministra Patricia Bullrich que denunció tráfico de drogas entre los bultos de los bagayeros.

–El narcotráfico tiene que tener otro tratamiento. La iglesia desde hace tiempo viene reclamando por un control de las fronteras. Una cosa es el control fronterizo y los vínculos entre países, y otra cosa es pretender que de pronto, el sector bagayero, se convierta en una economía formalizada cuando esto es imposible de formalizar porque si no la gente no puede vivir. Simplemente estoy señalando problemáticas. Por ejemplo, la ciudad de Orán tiene una población de unos 120.000 habitantes y más de la mitad vive en la marginalidad de la ciudad. Estamos hablando de una crisis social estructural que requiere políticas de largo plazo, de desarrollo, de inclusión. Esto no se arregla asfaltando una o dos calles de tierra.

–Y volviendo al flagelo del narcotráfico en el norte argentino…

–En el tema del narcotráfico intervienen otros intereses que no son precisamente los de la gente del lugar, la gente local.

–¿A qué intereses se refiere?

–El narcotráfico es el que moviliza la mayor cantidad de dinero. Hoy las mejores ofertas económicas y financieras las ofrece el narcotráfico. Cuando el Papa Francisco dice «el dinero mata», lo dice en un contexto internacional, pero nosotros lo podemos leer claramente. Cuando el dinero mata, está refiriéndose a un dinero que genera un determinado desarrollo y comercialización de la droga que tiene volúmenes de dinero insospechado.

–En Orán, en Salta, el dinero del narcotráfico también mata y usted lo debe ver todos los días.

–Sí, y lo ves en la realidad concreta de los chicos, de los jóvenes. Es la realidad de todos los sectores marginales que están muy tomados por la droga. Los jóvenes terminan luchando entre ellos. Es una lucha entre pobres. Tenemos un ejemplo muy concreto que nos ha tocado en Embarcación. Allí comunidades de pueblos originarios se enfrentan por quien utiliza el usufructo de la distribución de la droga. Es la violencia de la pelea de pobres contra pobres por la distribución de drogas que es el narcotráfico en menor escala. Es lo más triste que nos está pasando.

–Distribución de drogas entre los pueblos originarios es algo sobre lo que no se habla.

–Claro. Esto sucede hasta en los pueblitos más chicos, hasta en las comunidades aborígenes más chicas. Los mismos caciques con los que me encuentro me hablan que ellos, desde su visión, culpan al blanco que le traen la droga para que los jóvenes la trafiquen y de alguna manera tienen razón. Es una realidad que hoy no es contenible. Las propias comunidades aborígenes que tienen su propia cultura, sus propias reglas, no logran contener a sus propios jóvenes. Esto también pasa en la realidad de los chicos criollos que están fuera del control de sus padres, de sus familias. Y tampoco hay instituciones de contención. Esa es la realidad de los jóvenes de los sectores marginales.

–Es decir, también en Orán los jóvenes se matan para ver quiénes se queda con la distribución de las drogas.

–Es la pelea por quién se queda con el control de la droga. Por eso se dan situaciones de violencia inusitadas. Es muy difícil que las propias comunidades los contengan. Por eso, yo creo que los más inseguras son las comunidades marginales. Son las más desprotegidas. No tienen para recurrir ni a las autoridades.

–¿Y la política, y los políticos? ¿Forman parte de este entramado corrupto?

–Yo no sé si los actores políticos tienen la conciencia suficiente como para no ser instrumentados, o ser agentes de este macropoder que es el narcotráfico y que está por encima. No solo pasa en la política, sino también en el ámbito de la justicia y en las fuerzas de seguridad. De alguna manera está todo un poco contaminado. Y a veces la administración está en contacto directo con estos intereses superiores. Hay que tener mucha convicción y mucha valentía para no dejarse seducir por el poder del caballero don dinero.

–Sin ir más lejos el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, fue condenado a 13 años de prisión por favorecer con sus resoluciones a la bandas narco.

–Por eso digo que es una situación que involucra a todos los estamentos del Estado. Tiene que haber una conciencia clara que no se puede entrar en el juego del narcotráfico. No se puede negociar con el narcotráfico. Además del poder del dinero, está el poder de la violencia que estos grupos tienen. Lamentablemente vemos a muchos jóvenes que ya le han perdido el sentido a la vida. Es una juventud que se está auto inmolando.

–¿El drama del narcotráfico en Orán es distintos o similar al de Rosario?

–La marginalidad de Orán se parece a la marginalidad de una ciudad grande como la de Buenos Aires o la del Gran Rosario donde los jóvenes marginados están expuestos a este consumo y al ser reclutados para ser «soldaditos» de la droga por unos pesos. La distribución de la droga es un fenómeno general entre los jóvenes más marginados. Y si no los mata el tráfico, los mata el consumo.

–Fue muy difundida una opinión de la monja Martha Pelloni asegurando que La Campora «Es el brazo del narcotráfico en la política de Cristina Fernández de Kirchner» ¿Cuál es su opinión?

–Me preocupó porque cuando ella termina, habla a favor del senador Miguel Ángel Pichetto. Ahí ella deja de hablar desde el evangelio, para hablar de una opción política. No me quedo en lo que dice, sino me quedo en la postura política que asume en este momento y en este contexto preelectoral. Y creo que fue una imprudencia. Lo de la hermana fue una declaración política. No somos neutros en nuestras posiciones políticas, pero tampoco podemos ser tan ingenuos para prestarnos a los avatares de una elección.

–Imagino que el Papa Francisco también es una persona política, como cada uno de nosotros.

–Más bien. El papa Francisco va más allá. En su propuesta sobre la incidencia que el evangelio debe tener en lo social, habla claramente del compromiso que los cristianos debemos tener. Esa es una visión política. Y genera visiones políticas. Esa visión del Papa también genera grietas dentro de la propia iglesia católica. Pero la postura del Papa Francisco también molesta a los poderes económicos mundiales. Sobre todo sus posturas sobre el desarrollo humano y la economía. Cuando Francisco dice que esta economía mata, está diciendo que aquí hay un sistema capitalista que está matando.

Fuente: infobae

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