En esta línea, el argentino criticó: «Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso”, aseguró.
En el evento, también estuvo presente Alejandro Gramajo, parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, quién hizo referencia a las victorias y los reclamos del movimiento, a la vez que denunció que en Argentina «la gente se está muriendo de hambre. Ante esto, el sumo Pontífice pareció aludir a esta realidad cuando declaró: “que nadie quede tirado, por favor. Hay tantos tirados por las calles, tanta gente que no tiene que comer, tanta gente que está pidiendo algo, que perdió la casa, que perdió el trabajo. Es gente que no tuvo capacidad de ir adelante”.
Francisco abogó por la justicia social
En diferentes pasajes de su discurso, Francisco elogió el trabajo de los movimientos populares, pidió seguir luchando por la justicia social – terminó que afirmó que fue «creado por la Iglesia» -, y criticó la acumulación de riquezas sin límites: «La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza y un camino a la perdición. Esa conducta irresponsable, inmoral e irracional está destruyendo la creación y dividiendo a los pueblos».
Si bien el líder de la Iglesia Católica reconoció que «los empresarios crean puestos de trabajo y contribuyen a la prosperidad económica» – y aseguró que es «justo decirlo» -, luego criticó la manera de repartir dichas ganancias: los frutos de la prosperidad económica no se reparten bien. Esta es una realidad evidente que, si no se modifica, va a engendrar peligros cada vez mayores. «Si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación».
«Lamentablemente, muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente», denunció el Sumo Pontífice quién luego sentenció: «El diablo entra por el bolsillo, no se olviden».
Cadena 3