La victoria del PSOE con el 29% de los votos y 123 diputados le otorga a Pedro Sánchez actual Presidente del Gobierno de España la oportunidad de formar gobierno para permanecer en el cargo por un nuevo término. Con 47 años de edad asumió como Presidente en junio de 2018 en forma circunstancial después de aprobarse una moción de censura contra Mariano Rajoy. Estos resultados implican no sólo un respaldo a su gestión de once meses sino también legitimar su investidura a través de los votos. El Partido Socialista recuperó en estas elecciones el protagonismo perdido desde las elecciones de 2011.
El Partido Popular, conducido por Pablo Casado, sufrió una aplastante derrota al obtener sólo 17% y 65 diputados en comparación con el 33% de las elecciones de 2016 que lo inhibiría para liderar una coalición de derecha. La pérdida de votos del PP puede explicarse por los obtenidos por el Vox de Santiago Abascal con el 10% y 24 miembros.
El surgimiento de este partido a nivel nacional en tan poco tiempo provocó sorpresa y desazón entre quienes creían que las posiciones extremas habían desaparecido en la península. En realidad siempre existieron y constituyeron una corriente dentro del PP, que ahora alentado por las nuevas circunstancias en otros países europeos y los Estados Unidos tomó coraje para expresarse en forma independiente.
El cierre de las urnas dará inicio a un período de difíciles negociaciones para reunir la mitad más uno de los 350 miembros de la Cámara de Diputados para investir al nuevo Presidente y conformar por primera vez un gobierno de coalición. El porcentaje obtenido por el PSOE permite suponer que Pedro Sánchez tendrá mayores oportunidades para conseguir los votos que lo acompañen en el nuevo término pero tendrá que mostrar amplitud de criterio y mucha generosidad para satisfacer las exigencias de los socios sin enajenar las ambiciones de los aspirantes de su propio partido.
Los resultados de Cataluña ratificaron la fuerza de las corrientes independentistas y la persistencia del problema cuya solución no será fácil de encontrar con ninguna de las opciones de gobierno. La desaparición del PP. que obtuvo un solo diputado, confirma el fracaso de la confrontación y la necesidad de encontrar una vía de diálogo para distender el conflicto. El triunfo de Esquerra Republicana (ERC) podría facilitar la comunicación con el PSOE ya que este partido brindó el apoyo a la moción de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy.
El PSOE deberá elegir sus socios entre Podemos, que obtuvo 14% y 42 diputados y Ciudadanos, que habiendo conseguido un porcentaje levemente superior estará representado por 57 escaños, mejorando los resultados de la elección de 2016 cuando logró 32 diputados. La selección de Podemos significaría un giro hacia la izquierda y la inclusión de otros partidos menores mientras que Ciudadanos implicaría la afirmación de una política de centro más a fin con la tendencia de la dirigencia actual del PSOE. Esta asociación también fortalecería las relaciones con la Unión Europea y el trabajo conjunto con Francia y Alemania.
La confirmación de la desaparición del bipartidismo y el comienzo de gobiernos de coalición abren una nueva etapa en la vida política de España. El bipartidismo tuvo la virtud de crear condiciones de estabilidad pero también contribuyó a la cosificación de la vida en los partidos políticos y frenó las posibilidades de confrontación de las ideas. En este nuevo escenario los liderazgos debieron hacer frente a las críticas provenientes de afuera y en las negociaciones con los potenciales socios ya fuera de la contienda electoral deberán presentar programas y políticas concretas que puedan plasmarse en acciones de gobierno.
Por último, cabe recordar que España fue uno de los países más castigados durante la crisis financiera internacional de 2008/2009 y demoró varios años para realizar el ajuste y ordenar las cuentas macroeconómicas, en especial durante el gobierno de Mariano Rajoy. El PBI recién registró tasas positivas en 2014 con un magro 1,4%, seguido del 3,6% en 2016. El año pasado tuvo un crecimiento del 2,6% y la tasa de desocupación descendió al 14,5%. La consolidación de la situación financiera y la continuidad de las reformas demandarán todavía importantes esfuerzos e imaginación para concretar algunas de las promesas enunciadas con el sólo objetivo de ganar votos.