En medio del escándalo de las coimas, suman adhesiones para cambiarle el nombre al CCK

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El proyecto para cambiarle el nombre al CCK todavía no tiene estado parlamentario y ya recibió más de 8.000 adhesiones en la petición que se realizó en change.org. Lo redactó la diputada Lucila Lehman y entró por mesa de entradas el viernes, pero todavía no tiene los giros de comisión. En diálogo con Infobae, la legisladora de la Coalición Cívica contó que no tuvo problemas en recibir inmediatas adhesiones de otros colegas, Cornelia Schmidt-Lierman, Marcela Campagnoli y Lucas Incicco, pero reconoce que hace ruido en la Cámara de Diputados, un espacio donde se intenta evitar los temas ríspidos como este, que suponen poner en tela de juicio la honorabilidad del ex presidente Néstor Kirchner.

Es que en los fundamentos del proyecto de Lehman se dice que «las actuales investigaciones penales desmenuzan una trama de corrupción vinculada al anterior gobierno que agrava lo impropio que resulta mantener el nombre actual». Propone que el centro cultural más grande de la Argentina recupere su nombre original, Del Bicentenario, modificando el artículo 1º de la ley 26794 que le impuso el nombre actual, porque «el gran aniversario de la Patria está más allá de la figura de un político controvertido (cualquiera que éste sea)».

Claro, porque aunque hoy parezca desopilante, el nombre surgió de un proyecto que envió el Poder Ejecutivo al Congreso, donde obtuvo sanción de ley el 21 de noviembre de 2012 y fue promulgada al día siguiente. Consta de un solo artículo, el 1º:
«Denomínase con el nombre de ‘Presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner’ al Centro Cultural Bicentenario, ubicado en la manzana delimitada por las calles Sarmiento y Bourchard y las avenidas Leandro N. Alem y Corrientes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires».

El Gobierno de Cambiemos fue tímido a la hora de cuestionar esa ley. Diluyó el apellido Kirchner en las siglas CCK y colocó una placa de bronce para explicar las originales. «No quisimos sacar las placa de mármol», dijo Hernán Lombardi,  responsable del Sistema de Medios Públicos, que incluye el Centro Cultural del polémico nombre. «Nos pareció que era mejor hacer algo así como un museo de sitio, recordar que hubo un populismo en la Argentina que tuvo muchas deformaciones personalistas», explicó.
Las placas son notables, por lo grandes y por lo kirchneristas, en el sentido de exhibición impudorosa de un relato alambicado, más propio de los gobiernos populistas de los años 40 o 50.

En una de ellas hay una frase de la «Dra. Cristina Fernández de Kirchner» que asegura que «La economía floreciente trae también una cultura floreciente. Ha sido así también en las grandes etapas de la humanidad. Y hoy tenemos que celebrar que gracias a que hemos podido construir sólidos cimientos económicos en este país tenemos también sólidos cimientos en la cultura como este Centro Cultural Kirchner».

Homenaje al “plan de obras públicas más importante de nuestra historia en todos los rincones del país”.

Debajo hay una frase del ex ministro de Planificación, Julio De Vido. Reza así: «La construcción del Centro Cultural Kirchner forma parte de un modelo que desde el año 2003 ha desarrollado el plan de obras públicas más importante de toda nuestra historia en todos los rincones del país». Uno no sabe si reírse o llorar.

En otra gran placa se pusieron los fundamentos de la ley 26.794. Se explica ahí que «es un edificio (el antiguo Palacio de Correos y Telecomunicaciones) con valor histórico y patrimonial colmado de un alto contenido simbólico para la comunidad en general y para Néstor Kirchner en particular, ya que era hijo de un trabajador postal, quien en sus viajes a Río Gallegos a Buenos Aires solía visitar el edificio y recorrer sus instalaciones».

La mejor es, sin duda, la que consigna la fecha de reinauguración, el 21 de mayo de 2015, donde figuran los responsables de la obra. A saber, la doctora Cristina Fernández de Kirchner, el arquitecto Julio Miguel De Vido y el ingeniero José Francisco López. Cada letra «U» está escrita en «V», como si se tratara de los tiempos romanos y estuviéramos hablando del Rey Augustus. Pero si no fuera porque, mezclada, está el nombre de la señora Teresa Parodi, por entonces ministra de cultura, sería la placa que homenajea a los imputados, procesados y (en los casos de De Vido y López) detenidos por la mega corrupción en la obra pública.

Debajo de cada una de esas placas, discretamente, Lombardi hizo colocar en agosto de 2016 unas bien pequeñas que explican que esas grandes, de mármol, son las «placas originales instaladas durante la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuando reabrió el ex Correo Central».

Lombardi también impulsó la presentación de un proyecto para crear una Comisión Bicameral  para la Denominación de Bienes y Espacios Públicos para que analice los monumentos, calles, puentes, en fin, muebles e inmuebles del Estado nacional y dictamine respetar una nueva norma que solo permita la imposición de nombres luego de 20 años de la fecha de muerte o desaparición forzada.

O sea, no se propuso una ley específica para el Kirchner. Se trataba de no fomentar la grieta ni hacer revanchismo. Tampoco tomó la forma de proyecto del Ejecutivo y nadie se animó a mandarlo al Congreso. Algún diputado presentó un texto más o menos similar, pero a los dos años perdió estado parlamentario y nadie habló más del tema.

Hoy no se sabe qué puede pasar con el proyecto de Lehman. Aunque mejoró su representación parlamentaria en relación al 2015, Cambiemos no tiene mayoría propia en ninguna de las dos cámaras. En Diputados puede tener alguna chance de tener dictamen en la comisión de Legislación General, que preside Daniel Lipovetsky, pero si es girado también a Cultura, presidida por Daniel Filmus, no parece posible. Y si llega al recinto, ¿qué puede pasar? Obviamente que el kirchnerismo no lo va a votar, pero ¿qué hará el resto del peronismo?, ¿qué hará la izquierda?.

En Change.org, Sebastián Julierac salió a respaldar la iniciativa. «Estamos convencidos de que el ex presidente Néstor Kirchner no es merecedor de homenajes que representen a todos los argentinos, ya que es un símbolo de corrupción en la Argentina y también en el exterior». E invitó a todos aquellos que sientan lo mismo, que también dejen su firma de adhesión. Si se juntan muchas firmas, es probable que llegue a debatirse este asunto que, hasta ahora, fue poco menos que un tabú.

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