Tal como estaba previsto, en la jornada de este miércoles se realizó la entronización de la imagen de Nuestra Señora de la Dulce Espera. La ceremonia se desarrolló en la parroquia Cristo Rey.
Cabe destacar que este 15 de mayo fue la fiesta patronal de la Virgen de la Dulce Espera, y a lo largo de tres días se rezó el triduo en honor a la Madre de Jesús.
Los devotos de María señalaron que después de un tiempo prolongado, lograron cumplir con el sueño de contar con esta importante imagen que a partir de ahora bendecirá a todas las mujeres embarazadas.
Durante su homilía el padre Gastón Cuello (párroco de Cristo Rey) destacó, «el momento de la gestión es el más importante de la historia de cada uno de nosotros, y no sólo para las mujeres sino ambién para los hombres; porque si nuestras madres no hubieran dicho si nosotros no íbamos estar aquí».
Seguidamente puntualizó, «esta fiesta es una agradecimiento a María por haber dicho sí a la vida, y a todas las mamás por decir sí; por seguir siendo continuadoras de este gran mensaje a la humanidad. Decirles siempre sí a Jesús es decirle sí a la vida».
«Las madres hacen muchos sacrificios, y lo hacen por amor. Cuántas cosas no somos capaces de hacer por amor; un hijo es fruto del amor, y cambia la vida de las familias. Pregunten a sus padres si no les cambió la vida cuando llegaron cada uno de ustedes. Es cierto, cambia la vida y eso siempre se agradece», sostuvo el presbítero.
A la vez manifestó, «los hijos también debemos ser agradecidos por ese don que nos regaló. Porque si nuestros padres no hubieran dicho sí, no sé a dónde estaríamos. Cada uno en su lugar debe ser defensor de la vida; los jóvenes deben ser defensores de la vida».
Dirigiéndose a los jóvenes presentes el sacerdote los instó a no tener miedo, «de decir sí al Señor. Los jóvenes tienen vergüenza de decir voy a la iglesia, de decir voy a seguir al Señor, voy a Confirmación y los otros se burlan que se rían ellos. No dejen de seguir al Señor».
Finalmente el párroco expresó, «mamás la tarea no termina con dar a luz; hay que acompañar y formar a los hijos en la Ley de Dios. Hay que ser seguidores en todo momento, porque Jesús se jugó por nosotros cuando éramos pecadores, Él murió antes cuando éramos pecadores. Pidamos que como María podamos repetir he aquí la esclava del Señor hágase en mí según tú palabra».