Luego de dos meses de permanecer sin actividad, este lunes abrirán sus puertas los bares y restaurantes. La noticia fue bien recibida, pero algunos propietarios de comercios de este rubro se mostraron preocupados por el horario de apertura y cierre, como así también de la restricción impuesta a la permanencia de los menores de edad y adultos mayores.
En diálogo con LA BANDA DIARIO Sandra Demarchi, propietaria de un conocido bar ubicado en avendia Belgrano y Urquiza comentó, «la noticia es alentadora. Vamos abrir con muchas ganas y esperamos que la gente nos acompañe. Leímos el protocolo y quizás se podría ajustar el tema de los horarios (9 a 15) ya que nos favorecería abrir más temprano».
Sobre esta cuestión amplió, «estamos en diagonal a una entidad bancaria y el Pami y la gente viene a hacer fila toda la noche y espera que uno abra el negocio. Si bien ahora estamos atendiendo, pero solo pueden comprar y llevar; la gente nos busca temprano. A las cafeterias en general el horario no nos beneficiará; de todas maneras vamos acatar lo dispuesto e iremos probando».
Más adelante se le consultó cómo hicieron para subsistir a lo que Sandra explicó, «hace un mes abrimos pero no como bar; sino como kiosco. Se nos hace muy complicado, vivimos de nuestros ahorros y de la buena voluntad de la dueña del edificio que actualmente no nos cobra el alquiler. Sin embargo, los servicios siguen corriendo, nos vino mucho de luz el mes pasado y ahora, cuando supuestamente no tendría que haber sido así. Eso le planteamos a la propietaria del inmueble y lo entendió. Siempre hemos tratado de cumplir con todos y eso nos ayudó a seguir de pie».
También destacó, «estamos viendo como la piloteamos, manejando los recursos para conservar el trabajo, no tenemos otros ingresos. Nosotros solicitamos el préstamo que ofreció la Nación; a mi marido le denegaron la solicitud y si bien a mi me aceptaron, nunca me depositaron el dinero. Son cosas que te dan impotencia, porque ves que no hay salida. Estoy a la buena voluntad de los empleados y mucha gente que nos está aguantando».
Otro de los puntos del protocolo que le preocupa es la restricción para la permanencia de los adultos mayores y menores de edad en los bares.
«Nos preocupa un poco la restricción de las edades porque el nuestro es un bar que no vende bebidas alcohólicas, nuestra clientela es gente mayor y jóvenes. Tengo una angustia porque cómo hago para decirle a un cliente que me viene acompañando hace 12 años, con el que generé un vínculo, para decirle que no lo puedo dejar entrar. Me dan ganas de llorar, porque puedo perder ese cliente que forjamos durante muchos años», agregó.
«Estamos agradecidos de poder abrir y esperamos que la gente entienda y nos acompañe. A los chicos se les hará más fácil que a los adultos mayores aceptar las medidas, no sé como vamos a manejar esa situación, por eso esperamos que en breve se normalice todo para poder salir adelante», concluyó.