Desde el 2 de noviembre de 2005 la familia Hincapié tuvo que padecer el dolor de no poder darle el último adiós a Luz Henith y de Ricardo, dos hermanos que nunca regresaron a su hogar luego de que fueran a comprar una torta de cumpleaños para su madre, sin embargo, fue hasta el sábado 19 que por fin pudieron cumplir con este mínimo humanitaro, luego de que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) les entregara sus restos.
La ceremonia que se llevó a cabo en Samaná (Caldas), la misma población en la que fueron ultimados, al parecer, a manos de militares que luego los presentaron como guerrilleros abatidos en combate; dos casos que se suman a los 6.402 casos de ‘Falsos Positivos’ que investiga la justicia transicional.
De acuerdo con la investigación, los hermanos de 28 y 18 años de edad, respectivamente, salieron de la vereda Yarumal para conseguir el humilde obsequio de cumpleaños para su progenitora, la señora María del Rosario Ospina, pero en su recorrido fueron interceptados por miembros del Ejército Nacional que estaban patrullando la zona, presuntamente del Batallón Quimbaya, quienes los retuvieron señalándolos de formar parte de un grupo armado ilegal que delinquía en la zona.
“Al día siguiente, el 3 de noviembre de 2005, la familia (…) se enteró por integrantes del Ejército que (los dos) campesinos que se dedicaban a la recolección de café, habían sido asesinados y presentados como dados de baja en combate”, relataron en la JEP.
Y aunque la madre de las víctimas les imploró a los uniformados que por lo menos les entregaran los cadáveres para rendirles las honras fúnebres, siempre se negaron a esa petición.
“Desde entonces comenzó una larga y ardua búsqueda que la llevó a tocar las puertas de distintas instituciones, de las cuales tampoco hubo respuestas. Debido a su búsqueda, María del Rosario sufrió amenazas e intimidaciones y cesó de manera pública la búsqueda”, señalaron.
Incluso ella acudió a la Defensoría del Pueblo y denunció la desaparición de sus hijos, pero la tragedia para esta sencilla familia caldense no cesó, ya que en 2018 la señora falleció sin poder rendirle el debido tributo a sus hijos.
Tuvieron que pasar cuatro años más, para que, mediante una prueba de ADN, la JEP pudiera determinar que entre los restos hallados en el cementerio de Samaná, dos correspondían a los hermanos Hincapié.
“(Ella) siempre recordaba a Luz Enith, a quien le decían de cariño ‘Pitilla’, como una mujer fuerte física y mentalmente, que les gustaba el baile, la fiesta y el arroz con pasta, su plato favorito. A Ricardo Antonio, a quien lo llamaban ‘Toñito’ porque era el menor de la familia, y porque le gustaban los buñuelos, las empanadas y la rellena”, narraron.
El caso conmovió duramente a la magistrada Reinere Jaramillo, quien llevó este caso de un presunto ‘Falso Positivo’, no solo por lo doloroso de las circunstancias en que los dos hermanos perdieron la vida, sino también por la lucha que empredió la señora María del Rosario que hasta su último aliento los buscó.
“Es difícil encontrar palabras que tengan sentido en este instante, pero como servidora pública del Estado y de ustedes, no puedo permitir la continuidad de un silencio cómplice, negligente o indiferente e incluso indolente. Me siento en la obligación y con el deseo genuino de reconocerles, en nombre de la Jurisdicción Especial para la Paz, su camino, su lucha, sus sacrificios, su dolor”, expresó
La JEP señala que en la denominada zona del Magdalena caldense tienen documentados 187 casos de personas desaparecidas, siete de los cuales ya han sido entregados a sus familiares, incluidos los hermanos Hincapié.
Fuente Infobae