Fernando «Chino» Navarro: «El Gobierno hace misas y consulta astrólogos para que Cristina sea candidata»

0
422

Fernando «Chino» Navarro posa para el fotógrafo de Infobae en una vereda  de Boedo. Está en la calle, quizás el lugar donde se siente más cómodo para llevar adelante su militancia política. A uno de sus costados está el nuevo emprendimiento que encaró. No hay política de por medio, solo máquinas de café, medialunas, muffins y panes. Junto a dos amigos compró la franquicia de un local  muy conocido en territorio porteño. Desde hace pocos meses intenta aprender como se atiende y se hacen negocios en un café.

El ex diputado provincial es uno de los dirigentes peronistas que convocan a la unidad del espacio opositor. Junto a diputados del kirchnerismo y el massismo recorren el país alentando la convergencia de los diferentes sectores del peronismo y la construcción de un frente que contenga a la izquierda, el socialismo y otras expresiones provinciales.

Navarro está convencido que para el 2019 el gobierno quiere mantener la misma estrategia electoral que utilizó el año pasado. Es decir, confrontar con la imagen de Cristina Kirchner y polarizar la elección. «Se necesitan hombres y mujeres nuevos», fue una de las frases que más repitió durante la entrevista. Es un deseo y una convicción. Es un llamado a la renovación.

-¿Cuál es el final de la crisis de identidad que atraviesa el peronismo? ¿Cuando termina el sinuoso camino que atraviesa el espacio opositor más importante?

-No lo sé. Buscar una definición con cierta precisión sería muy atrevido. La política, como un instrumento con el que se busca modificar la realidad, está en una crisis sin precedente. Cuando vemos la realidad de distintos países en el mundo, vemos que partidos tradicionales han entrado en crisis y creo que lo ha ocurrido es que hemos desertado de nuestra principal tarea, que es representar al sector social que históricamente representamos. Eso se profundiza porque la fragmentación social que hay, hoy tiene una magnitud totalmente diferente a la de hace cuarenta años. Cuando Raúl Alfonsín gana las elecciones, el peronismo que pierde es un peronismo parado sobre la clase trabajadora y los sectores más humildes, y con componentes de clase media. Hoy el peronismo es una expresión que expresa una fragmentación, porque hoy la clase trabajadora está fragmentada. En la actualidad, recorres una cuadra y te encontras con 8 realidades sociales totalmente diferentes. Eso se agudiza en los sectores de trabajo, informales y más humildes.

-¿Cuál es el motivo de esa fragmentación?

-El peronismo es parte de esa crisis. Se requiere asumir que los grandes principios doctrinarios del peronismo, del radicalismo, de las fuerzas populares en la región, en Argentina y en muchos lugares de Europa, no han evolucionado con la velocidad que ha evolucionado el capitalismo, la globalización, el sistema financiero, la concentración económica. Hoy tenemos principios que todos criticamos, como pleno empleo, sustitución de importaciones, industria nacional, pero cuando queremos discutir o analizar como se llevan a la práctica, nos encontramos que la realidad es totalmente distinta a la de hace 30 años cuando estos conceptos se fueron conformando y formateando.

-¿Entonces, cuál es el camino que debe seguir el peronismo?

–El peronismo primero tiene que estar en la calle cerca de la gente. Tenemos que escuchar más de lo que hablamos. Abrazar. Hoy hay mucha soledad, mucha angustia, mucho dolor de sectores muy humildes y de sectores medios. En la calle el reclamo es que nos unamos. «Los políticos tienen la obligación de defendernos y no de buscar candidaturas», nos dicen. Debemos estar en la calle y animarnos a decir que no sabemos. Si pudiéramos decir que no sabemos, es una manera de empezar a saber. Después tenemos que estudiar o restudiar conceptos vinculados al trabajo, la seguridad, la educación, el nuevo marco mundial, qué implica la globalización, cómo se construye una ciudad equitativa, las nuevas agendas que han aparecido. El peronismo se tiene que reconstruir en torno a estos requerimientos y necesidades, a estas expectativas y sueños de un pueblo que hoy tiene una mirada diferente a la que tenía hace 50 años. Ni mejor, ni peor, distinta.

-¿Qué rol tienen los dirigentes políticos en ese trayecto que debería seguir el peronismo?

-Quienes tenemos compromiso, militancia, responsabilidad y ganas de servir, tenemos que actuar como catalizadores, empujar, encausar reclamos, broncas y sueños. Todo eso tiene que terminar en una política que nos unifique en algunas ideas. Tiene que haber ideas nuevas para el 2019. Tiene que haber mujeres y hombres nuevos. Y ahí la unidad será posible para poder derrotar a Macri. No solo a nivel electoral, sino también político. Porque si lo derrotamos electoralmente pero no tenemos en claro qué Argentina queremos de cara al 2050, habremos ganado para ser un gobierno parecido al macrismo. Seguramente con más participación de la CGT y los sectores sociales, con políticas de asistencia a las pequeñas y medianas empresas, pero no vamos a poder hacer los grandes cambios estructurales porque no entendemos lo que pasa.

-¿El peronismo, en su conjunto y en todas sus variantes, sabe hacia donde quiere ir?

-Cualquier peronista quiere una Argentina justa, sin pobres, digna, donde el destino de los pibes sea superior. Donde a vos te vaya mejor que a tu viejo y a tu pibe mejor que a vos. Poder ascender socialmente. Ese concepto es genérico. Quizás lo puede suscribir alguien que vota a Macri, un radical o un socialista, porque son conceptos de bien común. Todos vamos a estar de acuerdo, el tema es como lo implementamos. Qué rol le damos a cada sector social en esa Argentina del bien común. Yo creo que hay distintas miradas en el peronismo. No me asusta porque eso pasa en cualquier fuerza política. Todas las fuerzas políticas tienen distintas expresiones, el tema es poder sintetizarlas y esa síntesis no se construye solo entre dirigentes. Alguien decía en la Segunda Guerra Mundial: «la guerra es algo muy importante para que la resuelvan los militares». Yo creo que la política hoy es demasiado importante para que solamente la resuelvan los políticos. Es una tarea del conjunto de la sociedad.

-El conjunto de dirigentes lo que hace es encausar un proyecto político…

-Primero habría que redefinir que es ser dirigente. Si uno toma la palabra, es dirigir gente. Y hay compañeros, con todo respeto, que no dirigen a nadie. Son diputados, son senadores, hasta pueden haber sido votados. Una cosa es conducir el Estado. Dirigente es otro concepto. Pero más allá de esta disquisición, que quizás sea secundaria, lo que tienen que hacer los grandes actores de la sociedad, es abrir causes para que los distintos arroyos y ríos encuentren un recorrido común. ¿Es imposible? No. ¿Es difícil? Sí. Es muy difícil. ¿De acá al 2019 se puede hacer?Muchos dicen que después del Mundial empieza la campaña y la suerte está echada. Yo creo que no. Creo que los procesos son muy dinámicos. Depende de que pase en el escenario internacional, como evolucione la economía, que haga el gobierno, cómo evoluciona el sentido común de nuestra sociedad. Y después depende de que hacemos los actores de la oposición.

-En la actualidad, en el escenario político está el peronismo federal, que claramente impone un límite al camino de unidad. No tienen intenciones de negociar un acuerdo con el sector que representa el kirchnerismo.

-Si los dirigentes más importantes del peronismo federal dicen que quieren la unidad pero no con algunos actores, no es una convocatoria a la unidad, es una resignación a ser derrotados. Lo mismo ocurre con otro sector. Si queremos construir la gran unidad popular para derrotar a Macri pero con tal sector no porque acompañó al oficialismo en alguna votación parlamentaria, también nos equivocamos. Muchos de esos gobernadores o legisladores que te dicen «a aquel no lo quiero», yo te garantizo que en la elección del año que viene van a ir en su provincia juntos. Porque sino van juntos, pierden. Tenemos el ejemplo del 2017. Si relees declaraciones de muchos actores en el 2016, parecía que no había posibilidad de convivir en una lista común. No es una crítica ni un juicio de valor. Es una descripción.

-Pero la estrategia provincial puede ser diferente a la estrategia nacional…

-Si no queres que sea parte de la unidad y después lo sumas, quiere decir que por más que digas que lo provincial es diferente a lo nacional, la afirmación es relativa, es parcial. Lo que tenemos que definir es si estamos dispuestos a concederle a Macri alegremente cuatro años más para que siga ajustando y empobreciendo. Hasta ahora, desde nuestro punto de vista, el ajuste y el empobrecimiento de Macri ha sido gradual. Pero si obtiene la reelección no tengo dudas que va a ser mucho más salvaje y duro Porque además van a tener la legitimidad de haber ganado tres elecciones, una de ellas la reelección de presidente. Es decir, se va a haber plebiscitado para poder avanzar en profundizar sus políticas. Que además es lo que le exige los sectores más duros del mercado. Para venir a invertir tenes que achicar el Estado y acabar con las leyes que protegen a los trabajadores. Acá lo que están buscando es bajar el costo laboral y la participación en las ganancias de los sectores populares.

-¿Entonces el camino que plantea es encontrar la unidad de todos los sectores para ganarle al modelo de país que tiene el gobierno del presidente Macri?

-Ese modelo de concentración de 20 millones de argentinos vinculado a lo agroexportador, a los servicios, con un potente sistema financiero, con alguna que otra industria, con una contención social muy fuerte y con un aparato represivo que se va a ir endureciendo, deja afuera a otros 20 millones de argentinos. Si los dirigentes peronistas que se oponen a Macri, que dicen que quieren una Argentina justa y que se revindican peronistas, no tienen la voluntad de construir una unidad para derrotar política y electoralmente a Macri, aunque no sea su intención, van a ser funcionales a Macri.

-¿Está convencido que los dirigentes que no quieren la unidad del peronismo van terminar siendo funcionales al Gobierno?

-Si vos armaste mal la barrera y te hacen un gol, aunque lo haya hecho por torpe, tu equipo perdió porque armaste mal la barrera. Por su puesto que no vendiste el partido, pero hiciste perder el partido. Si en el próximo partido haces lo mismo, entonces empiezo a dudar. Errores hemos cometido todos. Ninguno puede tirar la primer piedra. Perdimos las últimas tres elecciones. Eso nos obliga a que pensemos que en algo nos estamos equivocando.

-¿Faltó autocrítica en el peronismo?

-Tiene que haber un mea culpa de todos, empezando por los que más responsabilidades tenemos, no para flagelarnos, sino para no cometer los mismos errores. Si queremos ser gobierno tenemos que ser mucho mejores que del 2003 al 2015. Los desafíos que presenta Argentina son muy complejos. Nosotros bajamos la pobreza pero no pudimos derrotar la pobreza estructural. Este gobierno lo va a agravar seguramente. ¿Pero cuál es mi política? ¿Discutir lo que hace Macri o ver cómo la resuelvo definitivamente, reconociendo que no pude hacerlo antes pero que he aprendido y sé como hacerlo? El peronismo tiene que volver reconstruido, no renovado. Por eso a muchos que les tocó ser incendiarios, por acción o por omisión, no pueden ser bomberos.

-El año pasado el kirchnerismo los acusaba a ustedes que estaban en el PJ con Florencio Randazzo de ser funcionales a Macri. Un año después, la discusión sigue siendo la misma. ¿El peronismo está encerrado en el mismo laberinto?

-Nosotros decíamos que queríamos ir a las PASO. Se nos dijo que no por motivos que no voy a recordar. ¿Cuál fue la solución? Que un grupo muy importante de compañeros se fuera del partido justicialista. Eso nos dividió. Los que fueron por afuera hicieron una gran elección. Mucho mejor que la nuestra. Está fuera de discusión. Pero el que ganó la elección fue Macri, con lo cual perdieron los que hicieron una gran elección y perdimos los que hicimos una mala elección. Pero eso es en la política. Lo grave es que perdió el pueblo de la provincia de Buenos Aires. Por eso las PASO pueden resolver los problemas no resueltos. Confío en el voto popular y en una gran PASO nacional con dos o tres candidatos. Sin agravios, sin descalificaciones. Nosotros seguimos planteando lo mismo que pensamos en el 2017. Muchos compañeros que hicieron otra cosa por suerte hoy coinciden con nosotros.

-Insisto. Es el tercer año de gestión de Macri y el peronismo sigue encerrado en la misma la discusión. Si va unido o separado a las elecciones. La sociedad aún no sabe cuál es la representación del peronismo.

-Se va a resolver. En el 2015 perdimos en el ballotage y el candidato más potente no compitió: Cristina Fernández de Kirchner. Fue candidata en el 2017 en la provincia de Buenos Aires. Aún reconociendo la gran elección, quedó demostrado que sin unidad de otros sectores que son minoritarios, Cambiemos nos gana con candidatos casi desconocidos. Ese dato no existía previo al año pasado. Muchos compañeros creían que se podía ganar la elección. Otros visualizaban que a Macri lo que más le convenía era tener una confrontación con Cristina y lo que representa, porque ellos polarizan discutiendo el pasado.

-Esa confrontación con Cristina Kirchner le sirvió al gobierno como estrategia electoral…

-Como no pueden discutir el presente, justificar el tarifazo, la inflación, la falta de inversiones, la inseguridad, discuten para atrás. ¿Ahora cómo explican el problema de las tarifas? Obviamente cometimos errores en la política energética. Pero hace dos años y medio que están aumentando las tarifas. Ahora dicen que las tarifas se van a pagar en cuotas y deciden quitar impuestos en la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué no lo hicieron antes? ¿Y si pueden bajar los impuestos porque la provincia tiene los recursos , por qué no le pagan más a los docentes? Mientras tanto aumenta el pan, la prepaga, la comida. Como el macrismo no puede sostener ninguna explicación cierta sobre los problemas cotidianos, tiene que recurrir al pasado. Por eso necesitaban a Cristina. Porque con ella construyen ese blanco- negro que a ellos les favorece. Creo que esta lección también la aprendimos. Nosotros tenemos que discutir para adelante. Tenemos que salir de la discusión del pasado.

-Los hechos de corrupción fueron un argumento válido del oficialismo para hacer campaña…

-¿Hubo hechos de corrupción en el kirchnerismo? Seguramente que debe haber habido. Que la justicia investigue y determine la responsabilidad y los que robaron vayan presos. A mi no me interesa discutir quien es menos corrupto, sino como construimos una Argentina honesta. Lo mismo pasa con la inseguridad. Ahora le vamos a dar crédito a las empresas de transporte para que compren las cámaras y hace dos años venimos hablando de que mejoramos el sistema. ¿No es hora de que los políticos, además de pelearnos, chicanearnos y enfrentarnos, nos sentemos en una mesa para diseñar un política de Estado para que en 10 años podamos derrotar definitivamente la inseguridad? Nosotros tenemos una responsabilidad. Somos una oposición firme pero queremos ser parte de las soluciones, no de los problemas. En ese marco se tiene que desenvolver el peronismo. Con racionalidad, con pasión, con toda la voluntad de lucha que pueda tener una persona en el marco de la ley. Pero para resolver los problemas, no para agudizarlos.

-¿Los casos de corrupción afectaron la credibilidad del peronismo?

–Los casos de corrupción que se han denunciado y que la justicia está investigando han mellado la credibilidad y la llegada del peronismo a los sectores populares y a los sectores medios. Pero también debilita la política. Cuando el común de las personas de un barrio, de una ciudad, creen que la política es sinónimo de choreo, que uno va a la política a llenarse de plata, lo que se debilita son las instituciones y el sistema democrático. Los políticos tenemos que ser honestos. No puede haber duda de nuestra honestidad. Tenemos que serlo y parecerlo. Y cuando haya una sospecha, hay que investigar.

-¿Si el peronismo no va unido a las próximas elecciones, hay posibilidad de ganarle a Macri?

-Es muy difícil, pero es política, no es matemática. El frente opositor tiene que exceder al peronismo. Con el peronismo unido no alcanza para ganarle a Macri.Necesitas sectores del radicalismo, el socialismo, la izquierda nacional, las organizaciones sociales, los sindicatos, los intelectuales y los empresarios. Actores que busquen una Argentina justa. Tiene que ser una alianza popular, multicolor, diversa, donde estén todos los sectores que quieran confluir para derrotar la política de ajuste de Macri.

-¿Cuál fue el mayor logro de Mauricio Macri en este tiempo de gestión?

–Uno de los mayores aciertos de Macri es hacernos creer que se puede resolver el futuro prescindiendo del presente y discutiendo el pasado. Y eso los transforma en grandes decidores. Los grandes cuadros del macrismo son grandes charlistas. No lo digo peyorativamente, sino elogiosamente. Son grandes discursiadores. Tienen una capacidad de relatar que impacta e impresiona. Pero no hacen. Hay medidas que comparto como haber empleado la asignación universal, haber reforzado las partidas de presupuesto en el Ministerio de Desarrollo Social o el trabajo de relevamiento en villas de emergencias. Pero esas medidas son mínimas comparadas con todas las que se hicieron para transferir recursos.

-Pese al panorama que describe, el gobierno logró un respaldo electoral el último año

-Pero cada vez la sociedad les cree menos. Las encuestas indican que baja el índice de confianza en los principales dirigentes de este gobierno, empezando por Macri y Vidal. En la última elección al gobierno lo votó el 40%, que no es poco, es una minoría importante, pero el 60% no lo votó. En el 2015 ganaron un ballotage ,que es un dato importante que no se puede soslayar. Un ballotage es la elección entre dos fuerzas, donde muchos votan al menos malo, no al que creen mejor.

-El ballotage polariza la elección y ese efecto benefició a Mauricio Macri

-La polarización lo ha beneficiado, pero un ballotage es una moneda en el aire. Ni el 51% que votó a Macri expresa los intereses o las ideas de Macri, ni el 49% que votó a Scioli se identifica con las ideas que expresaba Scioli. Seguramente en ambos bloques de votos hay muchos que no querían que ganara Macri o no querían que ganara Scioli. Lo mismo sucedió en el 2017. Cuando el voto empieza a ser por la negativa, retroce el sistema institucional en términos de calidad y empezas a discutir para atrás. Tenemos que salir del pasado. Pararnos en el presente pero construir hacia el futuro. Esto debe hacer el peronismo y todas las fuerzas de la oposición

-¿Se terminó el ciclo político de Cristina Kirchner?

-No. Cristina es un cuadro político, un animal político. Como todos los cuadros políticos va a ser política hasta el último instante de su vida. No se hace política solamente ocupando cargos o siendo funcionario. Yo no me imagino en el futuro ocupando un cargo. No es lo que me atrae. Me atrae ser participe de una mayoría que derrote al macrismo. Siento que muchos compañeros del peronismo y el Movimiento Evita le debemos a los humildes y trabajadores porque muchos errores que hubo no los vimos a tiempo o los vimos y no supimos corregirlos.

-Decía que al gobierno le ha servido confrontar con la imagen de Cristina Kirchner…

-No es que le ha servido. El gobierno quiere que Cristina sea candidata, el gobierno hace misas para que Cristina sea candidata, el gobierno consulta astrólogos para que Cristina sea candidata, el gobierno necesita que Cristina sea candidata. Porque quiere polarizar con el pasado. Dentro de 50 años va a haber un balance positivo del 2003 al 2015. Pero hoy en esta coyuntura queda más el debate y la anécdota que el proceso. Los políticos muchas veces discutimos la anécdota y perdemos el panorama general. En la actualidad, al macrismo le conviene debatir con Cristina o con el cristinismo. Nosotros tenemos que lograr debatir desde los intereses de los sectores populares con este gobierno.

-¿Para contrarrestar la estrategia que el gobierno viene utilizando, Cristina no debería ser candidata?

-No, yo no digo eso. Yo digo que ese esquema le es funcional al gobierno. Yo quiero que lo resolvamos entre todos. Porque esa es mi verdad, que es chiquita y parcial. En el proceso 2016-2017 aprendimos que tenemos que ser más humildes en nuestras afirmaciones. No me siento con autoridad para determinar quien tiene que ser el candidato.

-¿Revindica el proyecto que el año pasado lideró Florencio Randazzo? ¿Fue acertada la decisión de competir?

-Nuestra decisión fue participar de una PASO en el seno del peronismo. No pudimos porque Cristina y otros compañeros decidieron no ir a la PASO y conformar Unidad Ciudadana. Nosotros podríamos haber resignado nuestra participación en la elección pero yo revindico haber competido. Nosotros sabíamos desde el momento en que no fuimos a las PASO que nuestro piso electoral iba a oscilar entre 4 y 6 puntos, con suerte 7 y que el 5% era una posibilidad. Lo hicimos porque decidimos hablar, escuchar, hacer campaña, marcar una posición, demostrar que uno puede asumir un compromiso político sabiendo que el resultado no puede ser el mejor, que en la vida también hay que sacrificarse, pagar costos, esforzarse. Si pudiera volver el tiempo para atrás corregiría errores para tratar de ser más convincente en el planteo de la PASO. Quizás algunos planteos nuestros fueron pretenciosos, quizás pecamos de soberbia, tuvimos que haber sido más humildes e intentar convencer desde la humildad sobre la necesidad de una PASO.

-¿Cuál es el destino de este PJ intervenido?

-No lo sé. Deseo que la Cámara corrija el disparate jurídico que dictó Servini de Cubría. La decisión es un disparate. Los fundamentos son una novela. Que Barrionuevo, que uno lo recuerda por quemar urnas en Catamarca, normalice un partido político, es gracioso y te haría reír si fuese un sketch. Como es cierto, habla del retroceso y la debilidad del sistema político. A un partido apolillado se lo comen las polillas. Lo veo como una oportunidad para reconstruir al peronismo como instrumento político, no como un mero instrumento electoral.

-Barrionuevo aseguró que el PJ está abierto para todos…

–Carece de autoridad política y moral, por más que sea interventor, para convocar a alguien. Lo puede hacer legalmente. Tiene el derecho. Pero no va ir nadie. Es anecdótico. Secundario. Dentro de tres meses no nos vamos a acordar de esto. Cuando empiece el Mundial no nos vamos a acordar más.

-¿Al peronismo se lo comen las polillas?

-Ya se lo comieron. Se lo comieron Barrionuevo y Servini. Este no es un problema del peronismo. La política está en crisis. Muchos compañeros dicen que los trapitos sucios se lavan en el vestuario. No. Los trapitos sucios hoy se lavan de cara al pueblo. Porque los que sufren nuestra derrota son la mujer y el hombre de a pie. Al que rajan del laburo, al que tiene que cerrar el negocio, al que no le alcanza la guita para llegar a fin de mes, al que chorean en la esquina, es al hombre de a pie. Tenemos que rendir cuentas de cara a la sociedad, no adentro, entre diez dirigentes, discutiendo a ver quien tuvo más errores.

-Forma parte del Movimiento Evita. ¿Los movimientos sociales van camino a tener una construcción política?

-Nosotros somos parte de la CTEP. Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. La CTEP organiza a un grupo de organizaciones sociales. Muchos de esos compañeros que integramos estas organizaciones tenemos un compromiso político. Otros tienen un compromiso social que desarrollan todos los días. Algunos creemos que hay que ejercer un compromiso con la política pero sin comprometer a la CTEP, que es un instrumento gremial, que representa a los trabajadores de la Economía Popular. ¿Qué es un trabajador de la Economía popular? Una mujer o un hombre que se inventó su laburo. Que se inventó su trabajo ante la crisis y que no tiene patrón. Que el patrón es él mismo. Una situación rara. Trabajador y patrón. Nadie lo representa. La CTEP intenta representarlo y por eso queremos en el futuro formar parte de la CGT.

-¿Pero existe la idea de confluir en un armado político?

-La intención es confluir en un gran encuentro. Político, económico, social, cultural para recorrer la Argentina. Escuchando. Sin aparato, sin actos, sin candidatura, sin pedir votos para nadie. Brindar respuestas y soluciones hoy. Muchas personas no pueden esperar para el 2019. Empezar a organizarnos en problemáticas que tengan que ver con la familia, la educación, con las economías regionales, la minería, la violencia de género. Y conformar un programa. Porque así como nosotros reclamamos que las ideas de Argentina son viejas, nosotros tenemos que generar un aporte. Discutir, luego de seis o siete meses recorriendo el país, una serie de ideas para proponer como crear un millón de puestos de trabajo en cuatro años o como llevar en 10 años un millón de familias al campo, donde solamente vive el 7% de la población. Con ese programa, tratar de ser parte de ayudar, de colaborar, de estimular, de ser catalizadores de ese gran frente opositor que describo. Honestidad, capacidad y soñar una Argentina diferente de cara al 2050. Eso es lo que nosotros queremos plantear.

Fuente: infobae

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here