Florencia Peña: «No podés estar 40 años con el mismo hombre»

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Vaya semana le tocó a Florencia Peña para enfrentar a la prensa, en plena promoción de «El Potro, lo mejor del amor» que se estrena este jueves y en la que ella encarna a Beatriz Olave. Hacía horas que había estallado el escándalo con su pareja, Ramiro Ponce de León, y una supuesta tercera en discordia que, según la actriz, no era ni más ni menos que otro vínculo de su novio enmarcado en un acuerdo de pareja abierta o «poliamor» como ella lo describió.

Pero Peña no tiene problemas en hablar sobre ello, y ejemplifica: «Las biopic como la de Rodrigo están de moda porque la tendencia en las redes sociales y los programas es resaltar la importancia de tu propia vida, a qué hora te levantás, a qué hora dormís… todo eso hace que la ficción no tenga tanta fuerza como la vida. Me doy cuenta de que lo que más garpa es cuando subo contenido de mis hijos, de mi pareja, de cosas íntimas que puedo contar».

Reflexiva, Florencia analiza: «Hay una tendencia extraña. Por un lado, hay una obligación del afuera de que te muestres tal cual sos y compartas cosas de tu vida íntima. Pero cuando algo se expone salta el ‘¿con qué necesidad?’. Hay un juicio de valor sobre eso, es un juego medio perverso, hipócrita, porque si mostrás y no les gusta, te lo reprimen o juzgan».

«Si viven la vida pensando que la fidelidad existe y es así, que podés estar con una pareja teniendo sexo por 40 años, pues los aplaudo, no es lo que me pasa a mí. No creo en absoluto en la fidelidad», expresó.

Es interesante ese fenómeno. «‘Yo te voy a decir cómo tenés que vivir porque lo que vos me estás mostrando de tu vida a mí no me parece correcto’. De la única manera que yo aceptaría esas opiniones es si yo con lo que hago estoy dañando a alguien. Pero mientras lo que yo haga en mi vida tenga que ver con mis valores, mis pensamientos, mis maneras, lo que diga el afuera no me interesa».

En detalle, la artista mira alucinada las reacciones que provoca su manera de vivir: «Es espectacular porque la gente proyecta qué quiere de vos. Y se pone de manifiesto la poca tolerancia que hay, el no entendimiento, la no aceptación. No digo aceptar como yo vivo, pero sí entender que yo soy distinta a vos. Yo no pido que seas como yo. Hay una tendencia a creer que todos tenemos que ser iguales. Los candados mentales son muy grandes».

Más allá de parecer ajena a esos debates, confiesa que «uno necesita entender cómo hacer para lidiar con eso, porque no es verdad que no te genera angustia, sí te mueve que todo el mundo esté hablando de tu vida, dando una opinión. Y en contra, en general juzgándote a vos, a tu pareja. Pero que no esté bueno no quiere decir que cambie mi vida. Ya me había pasado con el video (NdR: en referencia a las imágenes íntimas que se difundieron en 2012). Necesito saber cómo procesar mi necesidad, con el afuera, porque no dejo de vivir en una sociedad. Por eso hay cosas que uno intenta mantener en secreto, para no tener que dar este tipo de explicaciones, pero bueno, fallamos. Igual, no voy a dejar de hacer las cosas para que los demás me quieran».

En respuesta a los que hablan de infidelidad en redes sociales o en medios, advierte: «Al que elige tener una relación tradicional, le deseo lo mejor. No tengo nada contra eso, porque yo tuve un montón de relaciones ortodoxas, y perseguí durante muchos años ser fiel y que el otro me fuera fiel, tratar de ver qué hacer con mis celos… Y en mi evolución, fui necesitando otras cosas. No juzgo a los que les pasa eso y tengo padres que hace 45 años que están juntos, ¡están horrorizados con esto! Pero me tiene sin cuidado los que hablan desde su coraza mental. No necesito que nadie me aplauda ni me dé permiso. Si viven la vida pensando que la fidelidad existe y es así, que podés estar con una pareja cogien… por 40 años, pues los aplaudo, no es lo que me pasa a mí. No creo en absoluto en la fidelidad. Ya lo venía diciendo, di signos de lo que me estaba pasando, pero no quería decirlo abiertamente, porque me parecía que no estábamos preparados. Ahora lo confirmo, no estamos preparados».

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