Con la mira en el cónclave que elegirá a su sucesor, el Papa celebrará hoy el sexto consistorio de su pontificado, en el que proclamará a 13 nuevos cardenales, entre ellos 10 electores, es decir, menores de 80 años y con derecho a voto, considerados totalmente «bergoglianos» o progresistas.
La ceremonia solemne tendrá lugar en un momento de gran efervescencia en Roma: a pocos días del estallido de un nuevo escándalo financiero en el Vaticano, que volvió a abrir interrogantes sobre la reforma económica del Papa y reavivó las intrigas e internas; y en vísperas de la apertura, mañana, del sínodo sobre la Amazonia, una reunión de obispos de todo el mundo donde también se jugará una batalla entre reformistas y conservadores.
Aunque en los anteriores consistorios Francisco ya apuntó a premiar a pastores «con olor a oveja» y a hacer menos italiano, eurocéntrico y más internacional el colegio cardenalicio, esta vez la lista de nuevos purpurados refleja más que nunca esa visión de Iglesia abierta al mundo, en estado de misión permanente y atenta a las periferias geográficas y existenciales a la que aspira el Papa. Una visión cada vez más en la mira de un sector ultraconservador, que no digiere sus aperturas pastorales hacia los homosexuales, los divorciados vueltos a casar y su atención al «grito de los pobres y de la Tierra», que ya trabaja para su sucesión.
Francisco lo sabe y actuó en consecuencia. El colegio cardenalicio, que pasará a tener 128 cardenales electores, por primera vez tendrá 67 purpurados elegidos por Francisco, es decir, más de la mitad o, para ser precisos, el 52%.
El exarzobispo de Buenos Aires, que cumplirá 83 años el 17 de diciembre próximo, quiere dejar abonado el terreno para que en un eventual cónclave sus adversarios no tengan los números para dar un golpe de timón y elegir un candidato «contrarreformista», conservador.
En un hecho que volvió a irritar a la vieja guardia, en su sexto consistorio Francisco volvió a ignorar la praxis según la cual solían recibir el preciado birrete los arzobispos al frente de diócesis importantes como Milán, Venecia o Turín -en Italia- o Filadelfia, en Estados Unidos.
En su lugar, prefirió premiar a prelados conocidos por su estilo de vida austero y humilde, cercano a los descartados y excluidos. Fiel reflejo de esto, hoy creará -tal es el término- cardenal al arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, sacerdote romano de 63 años que Bergoglio conoce desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, famoso por andar en bicicleta y por su estilo simple y cercano a los pobres, de la Comunidad de San Egidio.
En lo que resultó la gran sorpresa de esta nueva tanda de máximos colaboradores del Pontífice también le entregará el birrete al jesuita Michael Czerny, un colaborador clave en el tema prioritario de este pontificado, los refugiados y migrantes. Sacerdote frugal y humilde, en un hecho inédito Czerny, que carecía del título episcopal que normalmente ya tiene un candidato a la púrpura, fue ordenado ayer obispo por el Papa.
Francisco incluyó entre los cardenales electores a otro jesuita como él, Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, que trabajó muchos años en Japón y es presidente de los obispos de la Unión Europea (UE).
Además, hay dos latinoamericanos: un cubano, el actual arzobispo de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, y un guatemalteco, Álvaro Ramazzini Imeri, obispo de Huehuetenamgo. También designó a dos españoles: monseñor Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, Marruecos; y a un portugués, el arzobispo José Tolentino Calaça de Mendonça, actual archivista y bibliotecario del Vaticano.
Recibirán asimismo el birrete púrpura y el anillo cardenalicio un africano, Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa, Congo; y un asiático, Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo, arzobispo de Yakarta, Indonesia.
Mayores de 80 años
Por haberse distinguido en su servicio a la Iglesia, Francisco también nombró a tres prelados mayores de 80 años -y sin derecho a participar en un cónclave-. Entre ellos, el arzobispo británico Michael Louis Fitzgerald, uno de los máximos expertos del Vaticano en islam, de 82 años, que fue presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y que Benedicto XVI en su momento «desterró» y envió al «exilio» como nuncio en Egipto, en un virtual castigo a sus posturas demasiado abiertas.
El papa Francisco distinguió asimismo a Sigitas Tamkevicius, arzobispo emérito de Kaunas, Lituania, también jesuita y que padeció la persecución comunista; y al obispo italiano Eugenio Dal Corso, sacerdote que fue misionero en la Argentina, donde trabajó durante 11 años en Laferrère; y luego en Luanda y Angola, siempre al lado de los más débiles, la marca de este pontificado.
Una asamblea clave del papado
- Francisco celebrará hoy el sexto consistorio de su pontificado, en el que proclamará a 13 nuevos cardenales; de ellos, 10 menores de 80 años quedarán como electores, con derecho a voto para elegir al eventual sucesor del Papa
- La lista de nuevos purpurados refleja la visión de Iglesia abierta al mundo que pregona Francisco, atenta a las periferias geográficas y más alejadas del poder de Roma
- El colegio cardenalicio, que pasará a tener 128 purpurados electores, por primera vez tendrá 67 elegidos por Francisco (más de la mitad); Bergoglio quiere dejar abonado el terreno para que en un eventual cónclave sus adversarios no tengan la mayoría para dar un golpe de timón