«Con esto tampoco quiero decir que estamos conformes, ni que debemos pensar que estamos bien. Mucho menos, es para alegrarnos de que ya no estemos a la cabeza en el índice de pobreza como históricamente nos situaron los datos oficiales», dijo el primer mandatario provincial tras citar los datos que el Indec reveló en torno a los índices de pobreza e indigencia nacional.
Informó que «con una situación recesiva a la vez que inflacionaria muy preocupante desde principio del año pasado, comenzamos a profundizar mucho más las acciones directas del Ministerio de Desarrollo social en coordinación con los demás ministerios. Ese trabajo nos ha permitido -según los mismos datos oficiales- que a pesar de ser en las regiones del NEA-NOA en las que más ha crecido el índice de pobreza, que sea nuestra provincia junto con otras tres de la Región Patagónica (Neuquén, Santa Cruz y Río Negro) donde este crecimiento fue menor al 1 %; 0,6 % solo creció Santiago del Estero, a diferencia de otras provincias de la región o el mismo Bs As donde los porcentajes son todos de dos dígitos.
Eso representa que Santiago del Estero ha pasado «del primero al cuarto lugar por debajo de los aglomerados de Corrientes, Concordia y Gran Resistencia. A nosotros cualquier índice de pobreza nos duele. Y cualquier santiagueño en situación de pobreza es una deuda pendiente que debemos revertir. Lo mismo puedo decir al ver que con índices casi idénticos, apenas han quedado por debajo nuestro Salta, Gran Cordoba, partidos de la provincia de Buenos Aires y Posadas, de acuerdo a los últimos y alarmantes números oficiales».
«Sirve esta comparación para demostrar que tal como anuncié en el informe anterior, en este mismo recinto, la decisión de invertir más recursos frente a una crisis que empezaba a profundizarse casualmente en abril pasado, para aplicar todas las medidas contra-cíclicas necesarias -obra pública, bonos a estatales, asistencias sociales y apoyos a iniciativas productivas, entre otras políticas activas- que esas acciones han servido al menos, para atemperar una ola de efectos negativos, que por lo visto, se han sentido mucho más fuerte en los últimos meses en provincias más ricas que la nuestra, y así lo reflejan los indicadores.
Zamora agregó: «Esa tranquilidad –en términos relativos- es la que tenemos como provincia, la de no quedarnos de brazos cruzados ante la grave coyuntura. Por supuesto, sin que eso nos exima de seguir preocupados y trabajar en consecuencia, sobre los problemas estructurales que debemos afrontar para combatir la pobreza, al menos con las armas a nuestro alcance».