Al comienzo de la democracia, cuando Raúl Alfonsín era Presidente, Ginés González García ya era asesor sanitarista del bloque de diputados justicialistas. Con los años se transformó en la referencia obligada del peronismo, y así juró sucesivamente como ministro de Salud del gobernador bonaerense Antonio Cafiero y de los presidentes Néstor Kirchner y Alberto Fernández.
Amigo entrañable de Kirchner -ambos fanáticos de Racing-, exhibe en su despacho un retrato del ex presidente al lado de una réplica de la cancha de la Academia. Distendido se sienta en su silla favorable, mira de frente a la cámara de Infobae y dice sin adjetivos: “Esto no terminó”, en referencia a la cuarentena que inició a fines de marzo.
Y agregó: “Con optimismo, podría asegurar que la vacuna contra el COVID-19 estará el año que viene”.
—¿Cuándo tomó conciencia de que estamos en un problema sin precedentes?
—En los primeros días de enero, con la información internacional de que había una epidemia rara en China. Empezamos a mirar ahí. Yo me acuerdo que por las dudas, creo que el 23 de enero, dije bueno, compremos los reactivos por si esto pasa acá en Argentina, aunque me decía que nunca iba a pasar en el verano, que todo en realidad es de invierno.
—Pero usted dijo: “Esto no va a llegar a la Argentina…”.
—No, no dije eso. Yo dije exactamente: “No creo que venga a Argentina salvo que venga un caso importado”. Esa segunda parte algunos medios la sacaron.
—¿Recuerda cómo reaccionó cuando tuvimos el primer caso de Covid-19 en el país?
—Recuerdo que todos me decían que no, que el primer caso tal vez llegaría en otoño. No creíamos que viniera tan rápidamente. Y además no teníamos todavía idea de este virus. Hubo una gran velocidad de decisión. Me acuerdo que habíamos terminado la reunión por el comienzo de las clases y quedamos en estar muy atentos. Y cuando empezamos a recibir la información de cómo se propagaba el virus a nivel internacional, el domingo decidimos cambiar y no empezaron las clases el lunes. Yo creo que ese fue el gran éxito, y no por lo que pasaba acá, sino por lo que veíamos que pasaba afuera.
—¿Existe hoy la cuarentena o ya pasa por una decisión de responsabilidad personal de cada uno?
—Esto todavía no terminó. Y, para que podamos seguir teniendo menos consecuencias, sobre todo mortales, tenemos que cumplir con este tipo de cosas.
—¿Pero si usted tuviera que elegir, volvería a una cuarentena estricta?
—Si usted me dice por la evolución de la enfermedad no tenga ninguna duda de que sí.
—¿Cuándo calcula que llegará la vacuna?
—El tema de la vacuna, es un tema muy delicado y hay que hablar con certeza. Hace dos días por ejemplo hubo una noticia de que en Rusia en octubre vacunaban a todos. Llamé a la embajada rusa y me dijeron no, en Rusia no es cierto.
—Entonces…
—Por decisión del Presidente estamos haciendo todo para que la vacuna esté cuanto antes y que además esté disponible para todos los argentinos. Ahí hay varias dificultades; cuándo va a estar y los precios disímiles que hay entre las vacunas, que van desde 2,5 dólares hasta 40 dólares. Con lo cual imagínese la incertidumbre. Porque además no se sabe todavía cuál está comprobado que sea efectiva. Pero yo tengo confianza en que van a ser varias las que van a funcionar.
—¿Puede estimar una fecha?
—Estamos trabajando con todo para tener bastantes opciones en materia de vacunas. Los más optimistas hablan de que podría haber novedades a principios del año que viene.
—¿Qué opina de los números actuales diarios?
—Vienen subiendo en estos últimos días.
—¿Aproximadamente con qué cantidad de casos diarios hay que estar en alerta para tomar nuevas decisiones?
—Yo me he negado a decir un número de entrada y el pico y esas cosas…
—¿A qué atribuye este aumento de casos?
—Creo que hay circulación comunitaria en una enorme cantidad de población, que es lo que está pasando ahora. Además, pasamos de hacer 2.000 testeos al principio a estar haciendo, ahora, 16.000 por día, con lo cual naturalmente se expande la posibilidad de que haya más casos. Y, por último, al ampliar la forma en que se diagnostica, o que se considera a una persona que tiene el virus, claramente también vamos a ampliar el número.
—¿Su preocupación es la circulación comunitaria…?
—Sí. En las últimas tres semanas empezamos a ver que siempre la causa era la misma, era una reunión social. Una reunión. Ahí nos dimos cuenta de que estaba apareciendo un escenario de reuniones que nosotros la verdad ignoramos. Volvimos a los asados, a las mateadas, a los encuentros masivos, y eso es un mecanismo que está demostrado que es brutal en la expansión de la circulación y por lo tanto en la cantidad de enfermos.
—El conflicto que hay con las camas del PAMI, ¿es una cuestión política para perjudicar la imagen de Horacio Rodríguez Larreta?
—Yo sé que lo que dice Luana (Volnovich, titular del PAMI) es cierto. Ellos están derivando muchas camas que son de Capital a Provincia. Lo cual es raro, porque toda la vida ha sido Capital la que atiende más casos de otros lugares, de la Argentina, no solo de provincia.
—¿El ministro de Salud de la Ciudad aseguró que el problema es de PAMI, es decir, de ustedes?
—Yo no entro en eso, querida. Yo no entro en eso. A mí me parece que los problemas son de todos, nunca puede alguien decir que son de “otro” alguien. Pero lo que sí sé es que el PAMI estaba teniendo dificultades para conseguir las camas en la Ciudad de Buenos Aires. Es un hecho concreto y real.
—¿La Vicepresidenta lo llamó para hablar sobre la pandemia?
—Sí. Tres veces, cuatro. Hablamos de la pandemia también sobre alguna cosa vinculada con Santa Cruz, que siempre es su primer amor. Yo tengo muy fluída relación con los dos. Con Cristina y con Alberto.
—Ahora vuelven los entrenamientos del fútbol. ¿Se sintió presionado para que vuelva esta actividad?
—Había ansiedad, ganas, pero sentirme presionado, no. Todas las instituciones han sido muy responsables diciendo que iban a respetar siempre las decisiones del gobierno. Pero tampoco uno puede ignorar un mundo lleno de intereses. Desde los entrenadores, los jugadores, los clubes, la televisión, los periodistas deportivos.
—¿Quién se va a hacer cargo de los testeos de cada club?
—La AFA dijo que tenía un fondo. Pero lo que pasa es que hay dos tipos de testeos, uno eligió uno, otro eligió otro, y en eso no hay acuerdo.
—¿El Ministerio va a financiar algún costo para el reinicio del fútbol?
—El Estado no pone nada. La AFA se hace cargo.
Ginés González Garcia en la quinta de Olivos junto a Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Wado de Pedro, durante una exposición presidencial por la cuarentena—¿Cómo maneja el estrés diario?
—Soy relativamente tranquilo para circunstancias críticas, no me vuelvo loco ni le grito a la gente. Todo lo que pedí, todo, me fue asignado y aprobado por el presidente. O sea, si alguna cosa no funciona acá es culpa mía.
—¿A qué hora se despierta?
—Me levanto en general a las 8, soy dormilón.
—¿Cuando lo llaman las radios qué hace?
—No, no, no atiendo radios. Uno acá está todo el día (en su despacho), es muy difícil. Tengo un amigo que es un colaborador mío, que tres veces por semana hacemos un poquito de ejercicio.
—¿Hace gimnasia en su casa?
—En mi casa. Hago estiramiento. Un poco de musculatura. No hago mucho aeróbico. La verdad que no hago mucho aeróbico porque ya tendría que salir de casa, y no tengo ni cinta de correr, ni ganas de correr. Hago lo que puedo.
—¿Qué desayuna?
—Mate cocido con una tostada.
—¿Qué almuerza?
—Casi siempre almuerzo acá (en su despacho) porque no hay donde ir además. Y tengo una señora fantástica que me cocina.
—¿A qué hora termina su día?
—Anoche a las 23, pero en general entre las 21:30 y las 22.
—¿Qué diferencia hay entre el ministro de Salud de Néstor Kirchner y este que nombró Alberto Fernández?
—(Ríe). Diecisiete años de diferencia…. El pelo más blanco.