Un paracaidista saltó desde 3 mil metros de altura en Texas, Estados Unidos. El equipo estaba bien preparado, pero él tuvo un pequeño descuido que le podría haber complicado el aterrizaje: no se ató bien una de sus zapatillas y se le salió en pleno vuelo.
La fortuna, la dirección del viento y sus buenos reflejos le permitieron atajarla momentos después y volver a calzarse. Si no, el aterrizaje hubiera sido doloroso.
Fuente: MinutoUno