«Los derechos humanos estarán en el centro de nuestra política exterior, pero la forma de hacer eso no es mediante interminables despliegues. Nuestra estrategia tiene que cambiar», aclaró.
Benjamin Haddad, director del Centro Europa del Atlantic Council, calificó el discurso como «uno de los más elocuentes repudios del internacionalismo liberal por parte de cualquier presidente estadounidense en las últimas décadas».
Para aquellos estadounidenses que gustan considerar a su país como una superpotencia única e invencible, ganadora de la Guerra Fría y luego una impresionante intervencionista militar en todas partes, desde Irak hasta África, esto es sorprendente.
Para la mayoría, sin embargo, las encuestas muestran que es probable que el giro de Biden sea popular.
La presidencia del estadounidense, por su parte, es normalmente vista como la contracara de la de su antecesor Donald Trump. Sin embargo, el abandono de aventuras militares sin final -cuyos detractores las llaman obrar como «policía del mundo», es algo caracterizó al gobierno anterior.
Cuando Biden anunció «es tiempo de terminar esta guerra eterna» en Afganistán, dijo algo que «podría ser fácilmente de Trump», dijo Charles Franklin, director de las encuestas de opinión Marquette.
Actualmente «el público no se siente comprometido con un papel internacional importante, ciertamente no como el que jugó Estados Unidos en las décadas de 1950 a 1990», dijo Franklin a la AFP.
En referencia a Afganistán, las encuestas muestran un fuerte respaldo a la salida de las tropas (el 77% según una encuesta de Washington Post-ABC News) incluso cuando Biden está siendo duramente castigado por la caótica retirada.
En donde Biden difiere notoriamente del aislacionismo de Trump, es en su entusiasmo por buscar alianzas. Estados Unidos no se jactará de ser el policía del mundo sino que puede ser un líder amistoso.
Tricia Bacon, experta en contraterrorismo de la American University, dijo que los aliados sienten «un claro grado de frustración» sobre la falta de coordinación durante la salida estadounidense de Afganistán.
El mensaje de Estados Unidos «deberá ser muy consistente para reconquistar la credibilidad perdida», dijo.
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