Kanai Das es muy pobre y no tiene trabajo. Subiste gracias a lo que consigue mendigando en las calles. Pero no gana más de cinco dólares por día.
Una extraña enfermedad le hace las cosas más difíciles. La neurofibromatosis que sufre desde que nació le desfiguró el rostro, lo que le dificulta comer, ver y desarrollar actividades cotidianas.
Sin embargo, desde hace un tiempo le empezó a ocurrir algo increíble. Muchas personas se acercan a él convencidas de que es la reencarnación de Ganesh, una deidad hinduista con forma de elefante.
«La gente cree que soy un dios porque tengo una trompa como la suya. Pero no fue siempre así», contó Kanai en una entrevista con Caters News Agency.
Cuando era niño, el enfermedad se le manifestaba como un un bulto sobre le ceja, que no le impedía ver con los ojos. Pero con el tiempo se fue agrandando, y el rostro comenzó a caerse hasta taparle por completo el ojo derecho.
«La gente lo reverencia como Ganesh, y le da dinero. Todos lo quieren y le piden su bendición. Pero es él quien necesita bendiciones, porque su vida es muy dolorosa», contó Bharati, su madre adoptiva.
El futuro no resulta demasiado promisorio para Kanai, pero él no pierde las esperanzas. «A pesar de que los médicos me dicen que no tengo cura, todavía espero un milagro. Quiero ser una persona sana y llevar una vida normal», dijo.