Un perro cuyos dueños fallecieron recientemente se instaló junto a su tumba tras el entierro y no quiere irse de allí, en un hecho que conmueve a la localidad bonaerense de Cañuelas.
De acuerdo al sitio local Cañuelas al día, el animal acompañó el cortejo fúnebre de su dueño hace unos diez días y desde ese momento permanece al lado del nicho, a donde ya solía ir porque meses antes había muerto la esposa del hombre.
Los empleados del cementerio lo llamaron «Firulai», lo alimentan y le dan agua. Tras el último entierro, el can se instaló en el lugar y, cuando todos se retiraban, se quedó.
Según especialistas, los perros pueden experimentar dolor, tristeza y depresión, pero probablemente no posean la capacidad de entender el episodio de la muerte como algo permanente.