InicioESPECTÁCULOSLa Navidad de Wanda Nara sin sus hijas: decoración minimalista, cocina fusión...

La Navidad de Wanda Nara sin sus hijas: decoración minimalista, cocina fusión y un misterioso regalo

Wanda Nara celebró la Navidad en su flamante casa de José Ignacio, Uruguay, y convirtió la velada en una postal de lujo, calidez familiar y detalles cuidadosamente compartidos en redes sociales. La anfitriona reunió a sus tres hijos varones —Valentino, Constantino y Benedicto—, a su hermana Zaira con sus hijos Malaika y Viggo, a sus padres Andrés Nara y Nora Colosimo, y a su pareja, Martín Migueles. Aunque la ausencia de sus dos hijas, que pasaron la noche con Mauro Icardi, aportó una nota de nostalgia, el clima de reencuentro y organización marcó el tono de una noche pensada al milímetro.

Desde temprano, Wanda abrió las puertas virtuales de su hogar mostrando la previa y la celebración. La mesa fue uno de los grandes focos de atención y, una vez más, la empresaria demostró su ojo para los detalles. Sobre una gran mesa de madera clara se dispusieron manteles individuales tejidos en tonos naturales, platos blancos de borde sutil y copas de cristal. Las servilletas, dobladas a la perfección, llevaban pequeños gorros de Papá Noel en tonos rojos y plateados, acompañando la vajilla y sumando un guiño festivo a cada lugar. El centro de mesa, con velas encendidas, ramas secas, frutos y una figura de cascanueces, generó un ambiente cálido e íntimo, reforzado por la luz baja y la vista al parque y la galería de la casa, que se adivinaba a través de los ventanales.

La anfitriona también mostró su costado culinario bajo el sello “Masterchef Wancook”. Las entradas frías ocuparon un lugar especial en la previa de la cena: rollitos de salmón ahumado con eneldo, cucharitas con guacamole y pimientos rellenos, canapés de vegetales frescos y una cesta de crackers se sirvieron en bandejas de porcelana blanca. Cada bocadito fue acomodado con esmero, aportando color y sofisticación al inicio de la velada y permitiendo que cada integrante de la familia pudiera servirse a gusto.

Wanda eligió dejar la decoración de la mesa con un estilo minimalista
Wanda hizo su aporte a la mesa navideña
El plato central de la noche fue un asado, tradición argentina que Valentino, el hijo mayor de Wanda, asumió con orgullo. La empresaria lo registró en video mientras acomodaba el fuego y atendía la parrilla, asegurándose de que la cocción de la carne estuviera en su punto justo. Zaira también compartió el momento en sus redes y celebró la habilidad de su ahijado para el ritual del asado, sumando comentarios y elogios de seguidores. La participación de los jóvenes en la preparación de la comida imprimió un clima de colaboración y aprendizaje, extendiendo la tradición familiar a las nuevas generaciones.

La noche avanzó entre risas, charlas y la complicidad de los presentes, reforzada por la atmósfera hogareña y la sofisticación que Wanda imprime en cada detalle. El brindis, los sabores y la decoración se vivieron como parte de una experiencia integral, donde lo estético y lo emocional se entrelazaron en un mismo relato. Las redes sociales de la conductora reflejaron el pulso de la noche, con publicaciones espontáneas y otras más pensadas, que mostraron tanto la intimidad del momento como los guiños de lujo y exclusividad, aunque con menos despliegue que en ocasiones anteriores. Quizás el hecho de estar alejada de sus hijas haya tenido que ver con esto.

Entre los hitos de la noche, se destacó el lujoso regalo que Wanda exhibió con orgullo: un bolso Hermès Birkin 25 Picnic de edición limitada, confeccionado en cuero Swift color oro y mimbre osier, con herrajes de paladio. Presentado en su caja original y envuelto en papel de seda, el accesorio despertó la curiosidad de sus seguidores, quienes especularon sobre su procedencia. No quedó claro si se trató de un autorregalo o de un presente de Martín Migueles, pero en cualquier caso, el bolso aportó un guiño de distinción y exclusividad, alineado con el perfil internacional y sofisticado de la empresaria.

La celebración navideña de Wanda Nara en Uruguay conjugó la calidez del encuentro familiar, la puesta en escena de una mesa elegante, la participación activa de los hijos y la exhibición de un obsequio de lujo. Aunque la nostalgia por las ausencias se hizo sentir en algunos pasajes, la anfitriona logró transformar la noche en una celebración íntima y sofisticada, fiel a su estilo y a su deseo de compartir cada instante especial con su comunidad virtual. La Navidad en José Ignacio se vivió, una vez más, como una postal de detalles exclusivos y afecto compartido, donde tradición y lujo encontraron un equilibrio propio y vibrante.

Fuente Teleshow

Salir de la versión móvil