Miles de opositores se movilizaron en Caracas y las principales ciudades del país, en rechazo de la Asamblea Constituyente convocada por el gobierno y en reclamo de elecciones libres, en la que probablemente haya sido la mayor protesta antichavista del último año y en la que, como cada semana, hubo represión por parte de las fuerzas policiales, heridos y detenidos.
En el este de Caracas, los manifestantes intentaban marchar hasta la sede del Ministerio del Interior y Justicia en el centro de la capital, pero chocaron con el bloqueo que armó, igual que en otras movilizaciones, la Policía para evitar su llegada a la sede de los poderes públicos.
La concentración, convocada bajo el lema «Somos millones», ocupó un largo tramo de la autopista Francisco Fajardo y fue luego dispersada por gases lacrimógenos.
Protestas de fuerte magnitud e idénticos choques entre manifestantes y la Guardia Nacional se dieron al menos en Táchira y Anzoátegui, dos de los estados que replicaron, junto a los otros 21, las columnas opositoras en sus calles.
En Caracas, la manifestación avanzó con dirección al centro, desde la avenida Francisco de Miranda, pero encontró un cordón de seguridad en la plaza Brión, en el municipio de Chacao.
El diputado opositor José Manuel Olivares, que participaba de la marcha, denunció «la represión» y la existencia de «varios heridos» y advirtió que «esta es una lucha entre balas y bombas de gases contra sueños e ideas, pero el pueblo está dispuesto a seguir avanzando y a seguir resistiendo».
El ex candidato Henrique Capriles denunció que lo ocurrido no fue una alteración del orden público, sino una «criminal represión». «Le digo al Gobierno que tiene que oír a la gente, nosotros no nos vamos a cansar», remarcó.
«Esto ha sido una masacre contra el pueblo venezolano. Sin embargo, a pesar de lo que han hecho, mientras más represión haya, más resistencia, más lucha, más firmeza en la petición de elecciones libre y democráticas», señaló el gobernador de Miranda. «¿Cuántos días nos faltan para lograr el objetivo? No lo sé, pero puedo decir que estaremos firmes hasta que se vaya esta narcodictadura corrupta, hasta que los venezolanos tengamos libertad», afirmó.
La de hoy fue de las mayores protestas opositoras desde el 4 de abril, cuando se intensificaron las manifestaciones después de que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) hiciera propias las facultades de la Asamblea Nacional (Congreso), en lo que el antichavismo consideró un golpe de Estado de hecho.
En la serie de protestas, murieron ya 53 personas -muchos de ellos apenas adolescentes- y se registraron cientos de heridos y detenidos.
En la ciudad de San Cristóbal en el estado Táchira, fronterizo con Colombia, la concentración también fue dispersada por las fuerzas de seguridad y médicos dijeron a la agencia Reuters que al menos cuatro personas resultaron heridas.
Sitios webs de medios de Caracas dieron cuenta, además, de choques con la Guardia Nacional en Mérida y Yaracuy, y consignaron que hubo manifestaciones contra Maduro de venezolanos residentes en Madrid, Santiago de Chile y Miami.
En contraposición, trabajadores del sector alimentario y simpatizantes del Gobierno protagonizaron una numerosa concentración que sí pudo llegar al palacio de Miraflores -sede del Ejecutivo- para respaldar la Asamblea Nacional Constituyente a la que llamó el gobierno.
«Vamos a postular a los mejores líderes, a las mejores lideresas, a prepararnos para ganar la Constituyente, que es el camino de la paz», le dijo Maduro a esa multitud de rojo, en un contacto telefónico.
Para el mandatario, la Constituyente tiene que ser «de alegría, de movilización», igual que la «tremenda marcha» de sus seguidores.
«Voto sí, balas no; Constituyente sí, guarimba (bloqueos) no; Constituyente sí, violencia, no; Constituyente de amor, sí; odio e intolerancia, no. Ahí está el centro de la decisión que estamos tomando: la Constituyente», remarcó el jefe de Estado.
Mientras, desde Washington, en un mensaje casi calcado a los de otras ocasiones, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, afirmó hoy que la «única salida viable a la crisis» de Venezuela es «convocar a elecciones generales ya».
«Ya van más de 40 muertes en Venezuela. Es algo que nunca debió suceder; son el trágico resultado de un régimen que se obstina en no reconocer que la única salida viable a la crisis en que sumió al país es convocar a elecciones generales ya», afirmó Almagro.
En un comunicado, el diplomático subrayó que «la comunidad interamericana, junto al resto de la comunidad internacional, seguirá insistiendo en que ése es el rumbo para asegurar la democratización del país».
Ya ayer la Conferencia Episcopal se había manifestado también en rechazo a cambios en la carta magna y en favor de elecciones, postura que hoy ratificó desde Roma el obispo de Barinas y titular de Cáritas América Latina y Caribe, José Luis Azuaje Ayala, quien subrayó que la Iglesia de su país «no es opositora».
«La Iglesia no es opositora, siempre va a favor del pueblo. Si eso se llama oposición, pues nos llamarán opositores. Pero la Iglesia siempre está a favor de los derechos del pueblo», explicó Azuaje.
Telam