Por su parte, el noroeste de la península ibérica fue una de las zonas más afectadas en España, donde las autoridades pidieron a los ciudadanos extremar precauciones. En Galicia, algunas áreas costeras se encontraban en nivel rojo de alerta, indicando un riesgo extremo debido a los fuertes vientos. Además, ciertas zonas de la costa del País Vasco también estaban en alerta roja, con olas que podrían alcanzar los 8 o 9 metros.
Caos en el transporte y cancelación de vuelos
El caos se extendió al transporte, con la interrupción de parte del tráfico ferroviario en Flandes, Bélgica, y perturbaciones en todo el país. En Francia, alrededor de 1,2 millones de hogares se quedaron sin electricidad, con la región de Bretaña siendo la más afectada, donde 780,000 hogares quedaron a oscuras. Cornualles, en el sur de Inglaterra, enfrentó grandes olas impulsadas por vientos de hasta 135 km/hora, lo que resultó en más de 8,500 hogares sin electricidad y el cierre de cientos de escuelas.
Países Bajos advirtió de potentes ráfagas de viento de hasta 110 km/h, lo que llevó a la cancelación de unos 200 vuelos en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam. Incluso los campeonatos de ciclismo contra el viento en Países Bajos tuvieron que ser anulados debido a las condiciones meteorológicas extremas.
En el caso de Eurostar, que opera trenes entre varios países europeos, la empresa instó a los pasajeros a posponer sus planes de viaje en la medida de lo posible debido a la perturbación del tráfico.
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