Langosta-hombre

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La explosión de langostas en varias zonas puso en alerta los mecanismos de control de plagas, pero este insecto bíblico sigue su derrotero y es muy temido por su voracidad y actitud destructiva en sembradíos. Las plagas de langosta son un desastre natural devastador. Han sido temidas y respetadas a lo largo de la historia y, desgraciadamente siguen causando estragos en la actualidad. Ellas pasan por una fase llamada gregaria, cuando se dan las condiciones medioambientales se juntas en grandes, ambulantres y voraces enjambres. Una sola langosta puede comer cada día el equivalente a su peso en plantas.

Ahora bien dentro de nuestra especie, o sea la humana también existen, por así llamarlos hombres-langostas, que están en la cima de la pirámide depredadora y no existe en la actualidad ninguna criatura que le dispute el puesto y hasta mata por deporte, otras especies matan para sobrevivir, el hombre es consciente del asesinato que está cometiendo.

Es un voraz destructor de la fuente natural de su propia vida, en cierta forma se siente un poco Dios; creador, inventor, transformador, dueño de la vida, patrón del universo, se olvida que todas las cosas en la naturaleza no están hechas por azar, que cada especie ocupa su lugar en la rueda de la vida, que cada una tiene un rol.

Destruye su hábitat con verdadera saña, como si odiara la bellísima morada en que vive, y a las criaturas que le acompañan y viven con él. Conocemos a grandes contaminadores, depredadores que hasta caminan por las calles sin inmutarse, ahh!!! Y otras langostas que salen únicamente a las calles en épocas electorales a buscar votos. Mil disculpas a la especie de los acrídidos por esta comparación, pero hay muchos de la especie humana que se disfrazan de “tucuras”, depende la ocasión.

Pedro Martínez-Víctor H. Guardia

Concenciambientaltuc@hotmail.com

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