Michael Gai, un desplazado que se vio obligado junto a su familia a trasladarse a Bor, capital del estado de Jonglei, declaró a la agencia AFP que muchos habitantes quedaron atrapados y no pueden llegar a zonas más seguras.
Las lluvias torrenciales -que llegaron antes de lo habitual- desencadenaron crecidas que cubren amplias tierras de cultivo, arrasa con el ganado y destruye las frágiles viviendas tradicionales, un año después de registrarse otras inundaciones récord que afectaron a unas 700.000 personas.
Al menos 100.000 personas desplazadas el año pasado todavía no han podido regresar a sus hogares, sobre todo a causa de las incesantes lluvias, por lo que algunas tierras han permanecido sumergidas durante más de un año, según la OCHA.
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