En otro pasaje del libro, el papa Francisco retoma el debate sobre la figura del líder religioso en relación a la participación política en los hechos y la toma de postura. Ante la consulta sobre las acusaciones que apuntan a que el Papa “hace política”, el Sumo Pontífice fue tajante.
«Que sí, que estoy haciendo política. Porque toda persona tiene que hacer política. El pueblo cristiano tiene que hacer política. Cuando leemos lo que decía Jesús comprobamos que hacía política», justificó en el pasaje de la reciente publicación.
«¿Y qué es política? Un estilo de vida para la polis, para la ciudad. Lo que no hago, ni debe hacer la Iglesia, es política partidaria. Pero el Evangelio tiene una dimensión política, que es convertir la mentalidad social, incluso religiosa, de la gente», agregó.
«Cuando dicen que ‘el Papa en lo social es comunista’ la respuesta es que no, que hay que leer lo que dice el Evangelio. Que comprueben que era un revolucionario en el mejor de los sentidos. Que, con el fin de curarlos, se acercaba a los leprosos cuando nadie lo hacía. Y actuaba con gran libertad», argumentó Francisco.
«No estoy en contra del mercado»
Por último, dejó varias definiciones en el plano de la economía, otro de los temas que regularmente comenta el papa Francisco en sus mensajes, donde se muestra crítico de la explotación del hombre y hace énfasis en el cuidado de los recursos naturales.
En ese sentido, Bergoglio, se mostró «a favor de lo que Juan Pablo II definía como ‘economía social de mercado'», aseguró. En ese marco, para el Papa, «el problema económico más acuciante hoy es que priman las finanzas».
«Esto implica la presencia de una ‘pata’ reguladora, que es el Estado, que debe mediar entre las partes. Es un mesa de tres patas: Estado, capital y trabajo», explicó.
«No condeno el capitalismo como me adjudican algunos. Tampoco estoy en contra del mercado», aclaró luego.
«En cierta forma, el capitalismo es algo casi del pasado. Por supuesto que una cosa es el ahorro, la inversión, tan importantes para producir y generar trabajo. Pero otra cosa es la especulación, que es en mi opinión como el sarampión del ahorro y la inversión», concluyó.
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